Levantaban pavor entre sus enemigos antes de la batalla, ya que se forjaron la fama, bien merecida, de combatir hasta la extenuación. Acostumbraban a realizar grandes carnicerías incluso en inferioridad de hombres frente al enemigo. Su afán luchador, incluso en sus ratos de ocio entre ellos mismos, llegó a ser un problema para los Grandes del momento ya que se veían incapaces mantener el orden público. De ahí el inicio de su deambular por Europa en diversas batallas hasta llegar a Atenas, donde lucharon ante los griegos, cuando estos se pensaban que iban a pedir clemencia, contratados por un barón franco, el cual les traiciona y estos se enfrentan a él derrotándole y haciéndose con el ducado de Atenas en nombre de la Corona de Aragón.
Se sabe, por la diferente documentación analizada, que en las filas de los Almogavers había soldados de Cataluña, Aragón, Navarra, Islas Baleares, Asturias y Galicia.
Quien a día de hoy se agrupe en torno al nombre de los Almogavers, o bien rinde un merecido tributo a este valeroso conjunto de guerreros hispánicos, o bien es un auténtico ¡¡PALETO!!

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