La Copa del Rey de Baloncesto a día de hoy es el máximo exponente de la degeneración que está sufriendo el deporte en general desde que los intereses económicos priman sobre los deportivos. Hace unos días denunciaba en otra entrada el escándalo organizado por la ACB en el Guggenheim de Bilbao a la hora de seleccionar los emparejamientos. Dicho esperpento continuó después a la hora de establecer los horarios y jornadas de competición. Como es habitual el Real Madrid jugará los cuartos el viernes a última hora. No ya a las 21 horas, como era norma, ahora a las ¡¡22h!! No habrán pasado ni 20 horas cuando tengamos que jugar la semifinal si ganamos al DKV Juventud. Mientras tanto el Barza tendrá un día de descanso entre una eliminatoria y otra. En caso de llegar a la final tendrá 23 horas de relax mientras el otro finalista llegará a jugar 3 partidos en menos de 48 horas (19-20 horas de descanso entre la semifinal 2 y la final).
Si esto en vez de al Madrid le sucediese a otro equipo sería igual de injusto, pero siempre, siempre, siempre, a excepción del año pasado para callar bocas como si fuésemos gilipollas y porque el rival era el Barza, somos los mismos pringaos. ¿Quién se queja en el Club? Si el Madrid es el único que mantiene la audiencia en el baloncesto ya va siendo hora de que sea el RMCF quien marque el rumbo, aunque sea un poquito.
Este sistema de competición lo que pone en relieve es la desigualdad e imparcialidad existente entre los diferentes equipos participantes a la hora de competir. Si el sorteo ya es sospechoso, la designación de los días y horarios es de traca porque lo marca la ACB directamente atendiendo a las necesidades de TVE y publicitarias. Si quieren mantener el formato de competición de 8 equipos en 3 o 4 días que empiecen a buscar sedes donde haya más de un pabellón disponible para la disputa de los cuartos de final. Así se igualarían las cosas jugando todos los equipos en 48 horas o en 72, da igual uno que otro, el caso es que todos más o menos igual. Si llevan este año el torneo a un lugar donde no hay una cancha de baloncesto, si no naves de feria, que menos que usar dos de esas naves para construir 2 canchas y disputar las rondas de cuartos a la vez. Además, esto repercutiría en una posible mayor presencia de las hinchadas (en vez de dividir el pabellón en 8 se dividirían en 2 en cuartos, en 4 en semis y en 2 en la final) teniendo éstas un amplio abanico de precios para poder elegir según su capacidad económica a la hora de disfrutar del deporte. ¿Pero qué cosas tengo? Pensando en el aficionado en vez de en el dinero… En Madrid sucede lo mismo. Se disputa en el Palacio de los Deportes de la Comunidad y dispones de un Vistalegre y Madrid Arena con capacidad de más de 10.000 espectadores cada uno. En Barcelona se podría jugar en el Palau y en el Sant Jordi… Pero esto no sería productivo para patrocinadores y deberíamos de hacer pensar demasiado a la gente de la ACB, y tampoco está la cosa para darle vueltas al coco que luego se sobrecalienta.
La Copa del Rey está organizada para los patrocinadores. Única y exclusivamente para ellos. Cuando se toman un respiro meten algo de baloncesto como reclamo. Nada más. Es una verdadera pena porque es el único evento en el baloncesto de clubes donde se puede disfrutar de eliminatorias directas y quien escribe estas líneas puede asegurar que ha vivido reales finales de infarto en esta competición sabiendo que un puntito marca la frontera entre la Gloria y la decepción. Pero el entorno que envuelve el evento y la desigualdad imperante durante los días de competición, hace que emborrone lo que realmente me importa: ir a disfrutar del Real Madrid en uno de mis deportes favoritos. Sólo espero poder levantar este año el título para eclipsar la decepción de este fraude de competición y poder rebozárselo a la piara antimadridista presente por millares.
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