sábado, 7 de mayo de 2011

Hubo temor

“¡Sin temor!” titulé la entrada a modo de arenga para dar paso a la Final Four. El título no lo escogí al azar. El Real Madrid llegaba a esta fase de la máxima competición europea tras 16 años de ausencia. El equipo es muy joven y de ahí que todo el mundo pudiese pensar que íbamos a ser la perita en dulce por la inexperiencia de ciertos jugadores. Y así ha sido. Ha sido así contra un equipo que no es mejor que nosotros, al igual que los otros dos participantes. El pastel de las opciones estaba repartido al 25% para cada uno. El Madrid ha demostrado en su trayectoria durante toda esta Euroliga que puede ganar a cualquiera. Ya lo hizo en la cancha del Montepaschi, por poner un ejemplo de uno de los semifinalistas, cuando era inexpugnable. Pero a la hora de ponerse sobre el parquet del Sant Jordi se hicieron pequeños y se dejaron llevar para firmar un muy mal partido que ya se vio que se nos escapaba en el tercer cuarto.

Había mucha ilusión puesta en esta FF. Ha sido un varapalo muy duro la derrota de ayer, sobre todo por esos 19 puntos de diferencia que no impidieron pelear por el partido hasta el final. Pero ¿hay alguna lectura positiva? Por supuesto. Más allá de confirmar que Florentino Pérez es gafe (cada vez que pisa el baloncesto la liamos) ha sido una temporada rara de cojones en el deporte de la canasta. Han existido aspectos negativos, muy negativos. A parte de que la gestión paupérrima desde los despachos, a pesar del error monumental del cambio a la Caja Mágica, pese a la espantada de Messina y a la actitud de ciertos jugadores. Aún así, hemos conseguido llegar a la Final Four y nos hemos puesto al nivel del Barza, demostrando que se les puede ganar.

Lo que espero y deseo es que el haber llegado a Barcelona suponga más una experiencia para la directiva que para los jugadores. Que inviertan dinero para dar el salto de calidad que necesitamos. Se empiece a tomar en serio el baloncesto, no como el hermano menor. Y que Juan Carlos Sánchez deje de mangonear y se ponga a trabajar en serio. Y si alguien le releva en el cargo mejor que mejor.

Ahora llegan los Play-Off. Aquí ya no vale la excusa de la inexperiencia. Hayq ue ir a muerte y conseguir el título liguero. Cerraríamos un gran año deportivo pese al esperpento de los despachos.

viernes, 6 de mayo de 2011

Sobre el villarato

Os traigo un artículo de un hombre, Alfredo Relaño, director del As, que no deja de ser un junta letras que intenta agradar aunos y a otros y es un tanto ambiguo en sus opiniones. Me he pensado si subir lo que ha redactado en su blog de as.com ("Me gusta el fútbol") sobre todo por como tira de freno de mano al final de su exposición. Cercenarlo nunca. Si lo copio lo hago íntegro, si no, no lo subo. Pero sí, las evidencias que comenta me ha llevado a copiarlo en el blog porque es totalmente denunciable la sucesión de hechos que narra. Hechos tan verídicos como que el sol sale por el levante, aunque algunos se empeñen en que los haga por Antequera. En otra entrada breve comentaré los matices que no entiendo de lo que dice, o que a mi modo de entender (y eso que yo sin cerveza en el cuerpo no ando muy allá de entendederas) cae en la contradicción o en el mismo juego sucio.

TEORÍA GENERAL DEL 'VILLARATO'

Vaya por delante que cuando acuñé la palabra ‘villarato’ no fue en relación a los favores arbitrales al Barça, sino en referencia a la forma ‘sui generis’ de Villar de ejercer el poder y mantenerse en él. Y en alusión a la longevidad de su mandato. Ya saben a qué me refiero: renuevo a Clemente porque sí, si le echo, le pago, si echo a Luis Suárez no le pago, la Selección no va a Zaragoza (o ha ido una sola vez en veinticinco años) porque el de la federación aragonesa no me vota, al de la castellanomanchega que no me votaba le doy el fútbol sala porque así me votará, a Samper, que a través de Santa Mónica me adelanta un dineral le doy un España-Argentina para que estrene su campo con el césped sin asentar (lesión de Maxi)…

O simplezas como decirle a Esperanza Aguirre (a la sazón ministra de Cultura y Deportes) que no hay que pedir la Eurocopa junto a Portugal (cosa que pidieron ellos) porque la vamos a conseguir por nuestra cuenta para luego encontrarse con que quien la gana es ¡Portugal! O emprender el asalto a la concesión del Mundial-2018 sin buscar la menor complicidad del Gobierno ni de nadie, fiado en sus ‘extraordinarios’ contactos internacionales. (Ya saben ‘pactó’ con Catar un intercambio de favores y el gato al agua se lo llevaron Rusia y Catar). Y ese fasto cutre del avión lleno de gorrones de aquí para allá, con la Selección adonde vaya, para recibir el retorno en votos. O eso de tener una copa del mundo expuesta en el Museo de la Federación y el mismo día (muchas, muchas veces ha pasado esto) otra copa itinerante expuesta en cualquier punto de la piel de toro para que los aficionados se hagan fotos junto a ella. Sin avisar que ninguna de las dos es real.

O ese ir y venir acopiando dietas, con la Federación paralizada a la espera de él para tomar una decisión. O ese Reglamento de Competiciones, más viejo que Garibaldi, redactado de una manera casi ilegible, interpretable de una y otra manera, con sus gerundios insistentes, frases subordinadas y con frecuencia artículos que se contradicen. (Acabamos de tener el caso de la denuncia del Granada al Barça B, paradigmático). O esos comités que en lugar de justicia hacen política, que a épocas entran de oficio y a épocas no, que por la misma cosa ponen un año cuatro partidos a alguien y tres años después sólo uno, nadando en esos sargazos jurídicos de que está llena la normativa para que todo pueda traducirse en la ley del embudo.

Todo eso y varias cosas más de esta índole (no quiero aburrirles) y la permanencia en el tiempo de ese estado de cosas y de la persona que las simboliza y se perpetúa es lo que hace ya algún tiempo di en llamar ‘villarato’, discreto elogio al personaje. En realidad Villar no inventa el ‘villarato’, es algo tan viejo como el poder, que siempre ha ideado técnicas para mantenerse. Pero el suyo es un caso tan próximo, tan prolongado y tan de catón, que merece el homenaje de un término que le sobreviva.

Y los árbitros, en la mano. Con el hombre más fiel, Sánchez Arminio, y el más devoto, Díaz Vega. Esos árbitros cuya labor no puntúan los clubes, sino un comité estricto que al final de la temporada suma y luego aplica un ‘factor de corrección, para que la escala se acomode más aún al criterio que conviene. Árbitros, gente sufrida y de buena fe (descarto desde hace años, cuando Porta desmanteló una trama, que haya venta de árbitros en nuestro fútbol. No las hay).

Pero hombres, en fin. Hombres sobre cuya carrera profesional deciden otros. Deciden los servidores del ‘villarato’, sus jefes, puestos ahí por Villar. Ellos deciden quién es internacional o no, quién merece bicocas muy bien pagadas como ir a arbitrar unos mesecitos a Japón, o a dar un cursillo de árbitros a Catar. O a quién se le escucha a la hora de recomendar a tal coleguilla del terruño, que viene bien y promete. Lanzar árbitros del terruño, apadrinar y ver triunfar a jóvenes que practican el oficio en su regional, es una de las cosas que más felices hacen a los árbitros consagrados. (El árbitro es muy de la patria chica, porque es el único sitio donde no le insultan, al menos una vez que llega arriba. O porque en la regional le insultaron tanto que desarrolló un ‘síndrome de Estocolmo’, vaya usted a saber).

Volveré sobre este tema más abajo. Pero es una constante que los que llegan más arriba no son los árbitros que menos fallan, sino los que cuando fallan lo hacen como viene ‘al sistema’. Esos son los que arbitran los últimos tramos de de las grandes competiciones, los grandes partidos de las ligas, los que llegan a internacionales, a fases finales de Eurocopas o Mundiales. ¿Han visto a algún árbitro equivocarse en algún Mundial contra Alemania, Brasil o Italia? Si alguna vez les ha podido pasar, ha sido porque jugaban directa o indirectamente contra el equipo local. Por ejemplo, a Alemania le dieron un gol en contra que no fue en la final de 1966, contra Inglaterra, en Wembley. (En aquel Mundial hubo una jornada de ignominia, en cuartos. Coincidieron un Inglaterra-Argentina, con árbitro alemán, y un Uruguay-Alemania con árbitro inglés. Los dos cumplieron escrupulosamente con lo que se esperaba. Aquello abrió una brecha futbolística, aún no cerrada, entre Sudamérica y Europa). A Italia la escalfaron ante Corea, en el mismo Mundial que a nosotros. Luego cuando Corea se enfrentó a Alemania en semifinal ya no hubo nada raro. A Brasil le anularon un gol inaudito en el Mundial de Argentina. Algo nunca visto: sacó un corner, contra Suecia ¿? Y lo cabeceó Zico a gol. El árbitro dijo que el tiempo se había cumplido entre el saque del corner y el cabeceo de Zico, sólo que el remate le sorprendió llevándose el pito a la boca, de ahí que el pitido no fuera el del gol, sino el final del tiempo.

Así que no es de extrañar que a nosotros, que siempre hemos ido de panolis, nos haya ido generalmente mal. ¿Recuerdan el codazo de Tasotti (ay, Italia) a Luis Enrique y la sangre de éste? Por supuesto recuerdan lo de Al Ghandour contra Corea. ¿O el gol de Michel contra Brasil en México?

Pero ha habido una excepción, recuerden: nuestro Mundial. Hasta un penalti fuera del área nos concedieron, para que saliéramos adelante en la primera fase. Más allá no pudieron arrastrarnos, ni falta que hacía. Llegaron Italia y Alemania a la final. Sin salir de ese campeonato, pueden ustedes recordar que Lamo Castillo (nuestro árbitro para el evento, hoy cómodamente instalado en las alturas del fútbol mundial) abrasó a la URSS en su partido en Sevilla contra Brasil. O cómo a Gentile le permitieron todo frente a Maradona, el día que Italia ganó a Argentina, cuando Grondona no era lo que es hoy. O el bochorno universal que sentimos cuando Schumacher abatió a Battiston, por cuya vida llegamos a temer, con aquel caderazo en la cabeza, sin consecuencias.

Arbitrar así es una ciencia, una artesanía, un arte, un cinismo, algo de todo eso. Llegan más arriba los que mejor lo hacen. Tiene que parecer un accidente, un descuido, si no no vale. Si te pasas te apartan, porque ‘Roma no paga a traidores’. Pero peor que pasarse es equivocarse como no conviene.

Y no es una conspiración. No hay que decir nada, nada debe notarse, a nadie se le felicita expresamente cuando hace algo así. Pero sigue prosperando. Y el fútbol da oportunidades. Casi en cada partido hay dos o tres jugadas dudosas, de esas que usted o yo tenemos que ver cuatro veces repetidas; con fallarlas todas en la misma dirección, ya se ha hecho suficiente por la causa.

Y no se extrañen de que lo hagan tan bien. Hablamos de un puñado muy selecto, escogido de entre una población arbitral altísima. Y gente que puede llevar veinte años perfeccionando esa habilidad.

Y ahora vamos con el ‘villarato’ y el Barça. Llevo cincuenta años siguiendo el fútbol español y no recuerdo casos de apoyo explícito tan sostenidos a un club, y si alguien me los puede aportar lo agradeceré.

He visto al Barça retirarse de la Copa porque sí. Fue en abril de 2000. El Barça había perdido 3-0 el partido de ida, ante el Atlético. Para el partido de vuelta Van Gaal exigió un aplazamiento, porque tenía muchos holandeses y les llamaba su selección. (Para entonces había más tensiones de calendario aún que ahora). Era un amistoso, con Escocia. Pocos meses antes había habido un amistoso Holanda-Marruecos y para esa vez Van Gaal obtuvo de sus paisanos la gracia de que no convocaran a los barcelonistas, para que jugaran el partido del Centenario del club, Barcelona-Brasil. Esta vez Van Gaal y el Barça decidieron no pedir el favor, prefirieron reventar el partido. Dijeron que entre ausencias y una lesión (Amunike ya tenía el alta médica pero aún no había reaparecido) sólo les quedaban diez jugadores. Que completar el equipo con canteranos (el reglamento impone que tiene que haber un mínimo de siete de la primera plantilla, de modo que se podría hacer y La Masía ya existía) desvirtuaría el partido. Así que se presentó al partido con sus diez jugadores, en una escena bufa. Guardiola, muy honorable capitán, abandonó la fila en un momento dado y se acercó al medio campo a comunciarle a Díaz Vega que esto es lo que hay. Santi Denia, igualmente honorable capitán del Atlético, que viajó y compareció en tiempo y forma, asistió circunspecto al breve diálogo. Todo televisado en directo. Luego, todos a casa sin ducharse.

Eran semifinalistas los dos equipos de Madrid y los dos de Barcelona. Los cuatro tenían internacionales. Los otros tres jugaron, prescindiendo de los suyos, dado que esa fecha se montó en fecha FIFA. A ninguno le dio por hacer algo parecido. La sanción por algo así es un año sin participar en la Copa.

En verano, aprovechando una de sus reelecciones. Villar le indultó. (No está entre sus competencias hacer tal cosa).

Salto a 2003, otro pleito de internacionales. Para encajarle a Ronaldinho los descansos precisos entre un partido de la selección y otro de Liga, el Barça jugó su partido contra el Sevilla a las doce y cinco de la noche, haciendo alarde de su poder para mover Roma con Santiago. Allí estaba el árbitro, correctamente uniformado y dispuesto, y hasta Del Nido, tan jaque él, en el palco, junto a Laporta.

Una de cochinillo. ¿Recuerdan? Medina hizo lo posible por salvar el partido, tras una larga interrupción, e hizo bien. Fue cuando el segundo retorno de Figo al Camp Nou tras su salida, cuando cometió la afrenta de sacar los corners, cosa que no había hecho en su primer regreso, pero que hacía sistemáticamente en los demás partidos. El encargado de la megafonía había anunciado en entrevistas de prensa previas que cuando diera las alineaciones haría una pausa al llegar a Figo, para que la gente le abucheara a fondo. A pesar de ese anuncio no sólo no le alejaron de la tarea, sino que le permitieron hacerlo. El ambiente envilecido degeneró.

La consecuencia fue la orden de cierre del campo. El Barça recurrió a la justicia ordinaria, vulnerando el pacto del fútbol de no hacer tal cosa sino para casos laborales. Por eso mismo habían obligado a Lendoiro a arrastrarse ante la UEFA. Pero con el Barça fue distinto: mientras tenía el caso en los tribunales se modificó ‘ad hoc’ el artículo 118 de los estatutos. Entonces lo retiró. Y la modificación le salvó del cierre. Luego se han seguido cerrando campos por cosas menores, pero no todo el mundo es el Barça.

Sigo: a la vuelta de aquel mal mundial de Luis Aragonés España montó un amistoso de esos extraños (‘villarato’ del otro, ¿lo ven?) en Islandia. A nadie le apetecía. Menos de cinco días después el Barça tenía partido de Supercopa con el Espanyol. El Barça decidió que Puyol y Xavi no irían y no fueron. Los declaró lesionados. Para tales casos está establecido que un jugador que es retirado de una convocatoria por lesión no puede jugar con su club hasta pasados cinco días del partido internacional. Por supuesto, Xavi y Puyol jugaron la Supercopa. Por supuesto, el Espanyol hizo una reclamación: el caso era de catálogo. Por supuesto, el asunto se enterró en las sentinas de la Federación.

Sigo más: a la final de Copa de 2004 llegaron el Zaragoza y el Madrid. La ciudad escogida fue Barcelona. Pero ¿cómo consentir que el Madrid, a la sazón galáctico, ganara una final (todo el mundo daba por sentado que ganaría) allí? ¿Podría profanarse el recinto con el himno del equipo campeón? No. Hubo que jugar en Montjuïc, de menos capacidad, con pista, peor por todos los conceptos. No se le iba a hacer esto al Barça. Esta vez, sin embargo, el mundo culé se perdió un gusto, porque la final la ganó el Zaragoza, con aquel gol de Galletti. El ‘galacticidio’ podría tener ahora una placa en el Camp Nou pero no siempre sale todo de la mejor manera posible. (Es broma).

La penúltima, y gorda es casi de anteayer. La huelga de controladores convulsionó a todo el fútbol. La víspera, equipos de toda España se echaron a la carretera, en autobús. Algunos se cruzaron toda España, otros, como el Atlético, sólo media. El Barça lo tenía fácil, jugaba en Pamplona: AVE a Zaragoza y un autobús a Pamplona. No hacía falta ni tomar precauciones en la víspera. De hecho, el Barça siempre viaja en el día. Alguien les dijo que se arreglaría lo de los aeropuertos y no tomaron la menor precaución. Cuando vieron que no había vuelos decidieron que mejor dejarlo para mañana, llamaron al secretario de la Federación y lo arreglaron con él, sin consultar ni por cortesía a Osasuna. Quedaban para eso momento unas siete horas para el partido. La Federación llamó a Patxi Izco, que se enfadó. Como el Barça se estaba pasando se armó un revuelo nacional que ni esperaban ni entendieron en el club, así que decidieron hacer tarde lo que debieron hacer mucho antes: coger uno de los muchos AVEs y marchar a Zaragoza. De ahí a Pamplona. Llegaron al Reyno de Navarra justo a las 20:00, hora fijada para el comienzo. Por supuesto, se les autorizó a calentar el tiempo que quisieron, hasta rebasar generosamente la media hora de cortesía que el reglamento prevé para equipos que comparecen tarde. ¿Quién les iba a apremiar?

Muchas cosas, todas de este siglo

Y todo agudizado a partir de las elecciones de 2004, cuando Gerardo González se presentó contra Villar. Gerardo González había sido secretario general de la Federación. Tuvo un choque con Juan Padrón, vicepresidente, porque éste enredó en los comités para una decisión disciplinaria que afectaba a un club de su patria chica. Osó pisar el territorio de Gerardo González, que llevaba eso. Padrón llevaba el dinero, que no está mal. En fin, fueron cosas del ‘villarato’ interior, que degeneraron en una guerra sucia, saltó González y decidió presentarse a las elecciones, aireando información sucia de la que disponía después de tantos años ahí metido.

Florentino, que por entonces creía controlarlo aún todo y ya no controlaba nada, apoyó a Gerardo González. Gaspart respaldó a Villar. Laporta, a la sazón presidente del Barcelona, rompió la disciplina de voto de la Liga y votó a Villar. Ganó Villar. Y ahí sigue.

Fue una campaña desagradable. Fue entonces cuando Sánchez Arminio se quejó en la reunión anual de árbitros de que todo había ocurrido ‘por uno que ha gastado mucho dinero y no ha ganado nada’.

Y ahora voy con los arbitrajes en España, con el Madrid y con el Barça

Hemos visto a Rodríguez Santiago concederle a Messi un gol con la mano (al Espanyol, el mismo día del ‘tamudazo’) y al día siguiente designarle para la final de Copa. El mismo Rodríguez Santiago había, esa misma temporada, concedido un gol del Espanyol contra el Madrid tras pitar una falta inmediatamente antes. He visto a Mejuto pitar un penalti a favor contra el Atlético fuera del área y ese mismo año ser designado para el Mundial, al que si finalmente no acudió fue por caso de que uno de sus liniers estaba pasado de peso. (Muchos años atrás, Guruceta pitó un penalti fuera del área a favor del Madrid, en el Camp Nou. El partido no acabó. Fue suspendido por seis meses y no volvió a arbitrar al Barça en toda su carrera).

Y al revés: he visto a Tristante Oliva concederle un penalti discutido al Madrid, al final de un partido contra el Valencia (el ‘ushiro nage’, ¿recuerdan?) que, por cierto, para mí fue. Bueno, pero para el caso es lo mismo. Bien, pues fue eyectado del sistema. El año siguiente era delegado de campo del Murcia. (No había llegado a la edad de jubilación). He visto a Daudén Ibáñez limpiarle un gol legalísimo al Atlético contra el Madrid (Helguera le lío con su protesta) y perder la internacionalidad.

Así que he visto pistas suficientes que explican, no justifican, que en caso de duda los árbitros hagan así en vez de asao. Ya sé que esto cada cual lo ve de una forma y con frecuencia hay quien me esgrime esta u otra jugada. Y sí, aún hay veces que el Madrid sale bien, y hasta veces que el Barça sale mal, pero son las menos. Y esto hay que mirarlo como un cuadro impresionista, tomándolo desde cierta distancia, no pincelada a pincelada.

Hemos visto incluso un nuevo indulto, en el verano de 2008, con ocasión de la Eurocopa. Pepe traía una suspensión de la Supercopa del año anterior. Pero a él no le alcanzó. Casualidad: la relación de indultados se anunció justo después del partido. Sí le alcanzó a Alves, entre otros, que traía suspensión de la Liga anterior y pudo empezar esa. Por cierto, aquella Supercopa la ganó el Madrid en un gran segundo tiempo, nueve contra once, en el partido de vuelta ante el Valencia. Tuvo dos expulsiones.

Hay coincidencias a comentar. Iturralde es árbitro estrella del sistema. Se ha distinguido por agitar a los árbitros en sus reuniones a favor del sistema. Lleva muchos años en Primera, ha arbitrado mucho a todos, también al Madrid y al Barça. Es el árbitro que ha arbitrado más derrotas locales del Madrid (seis) empatado con su abuelo. Promediando durante este tiempo los resultados del Madrid en partidos sin Iturralde y con Iturralde, tiene unas estadísticas bastante peores con este. En el caso del Barça, al revés: las tiene algo mejores con Iturralde que sin él.

Bueno, pues a él le dieron el Barça-Madrid del 5-0. Sería extravagante achacarle la goleada y sé que el mero hecho de citar este caso es exponerse a la caricatura. Pero si en un solo momento el Madrid pudo meterse en el partido, cuando Víctor Valdés, con 2-0 y tarjeta amarilla, le hizo el penalti a Cristiano, Iturralde se lo negó. Iturralde lleva años en Primera, ha arbitrado bastante a los dos.

¿Quién designa a los árbitros? Un triunvirato. Por la Federación, Sánchez Arminio, que sale en este texto por segunda vez. Por la Liga, Puentes Leira, nada que decir. Y un tercero, López Nieto, árbitro siempre bien relacionado con el Barça, que le invitó a más de un Gamper y le llamó para arbitrar la grandiosa ocasión del homenaje a Cruyff.

Bien, me dirán, ¿y qué tiene que ver Europa en todo esto?

Bueno, pues Villar es vicepresidente de la UEFA, además de presidente de la comisión de designación de árbitros, dato que en España, para mi sorpresa, mucha gente desconoce y menos gente aún valora. También están en la UEFA Gaspart como miembro de la comisión de las competiciones entre clubes (o sea, Champions y Europa League) nada menos y hasta Laporta, en el llamado Consejo Estratégico del Fútbol Profesional., cargo que no sé, dicho sea de paso, si sigue cuidando.

El Madrid no tiene a nadie ahí por ningún lado. Lo más parecido al Madrid que hay es Hierro, que salió de mala manera del club, en el llamado comité de fútbol, que estudia cosas del tipo de propuestas de cambio de norma.

Al revés, Florentino estuvo en la conjura de los grandes clubes, en aquel G-14 que trataba de afianzarse como un contrapoder de la UEFA. Aquel motín se disolvió, pero el resquemor quedó.

Para más completarlo, Platini, desde su llegada, se ha mostrado crítico con el fútbol de los grandes números y favorable al de cantera. Correcto. Pero lo ha expresado públicamente más veces de las convenientes. Criticó explícitamente el fichaje de Cristiano por 95 millones, como criticó la línea Abramovich. De hecho, ha lanzado la iniciativa del ‘fair play’ financiero, para cortar la progresiva incorporación de grandes millonarios a los clubes, cosa que a su juicio desvirtúa la competición.

Así que oficialmente el Barça es un club virtuoso, y además está introducido en la UEFA. El Madrid es sospechoso.

El Chelsea es algo más que eso, está visto poco menos que como un enemigo del sistema. Con todo y eso, se coló hasta una final, felizmente la de Moscú. Pero en otras ediciones le han abrasado. Particularmente cuando se cruzó con el Barça, que es justamente lo contrario. Aquel día fue la tormenta perfecta: Abramovich, enfrente el Barça, y encima si hubiera pasado el Chelsea se habría repetido la final del año anterior, Manchester United-Chelsea, dos de un mismo país. Todo eso junto explica el exceso de Ovrebo, que saltó todos los límites.

Así que no es raro que al Barça le vaya generalmente bien en los arbitrajes europeos también, y al Madrid generalmente mal. Ha puesto sus velas a favor del viento. Sin llegar casi nunca a lo de Ovrebo, claro. Pero no es de extrañar que si Guardiola expresa su preocupación por la designación de un árbitro portugués éste aterrice en la otra semifinal. O que si Mourinho ataca a cinco árbitros le pongan uno de ellos para el partido inmediato. Saldo: Pepe fuera con 0-0, luego los dos goles de Messi. Y gol anulado a Higuaín (anulación de verdad surrealista) con 0-0. Dos empujoncitos oportunos. Que parezca un accidente, como titulamos en AS. Y pasó el Barça.

No culpo al Barça, no se engañen. El Barça no hace más que estar en los sitios en los que hay que estar, hacer lo que el Madrid siempre hizo. El Madrid de ahora hace lo contrario, juega a otra cosa creyendo que va a liderar movimientos de futuro que hasta ahora no han tenido el menor futuro. Y tengo la impresión de que Florentino no entiende ni se entiende con el mundo del fútbol, que se lo figura de otra manera.

Pero el hecho es ése: hay ‘villarato’ y hay ‘platinato’ y las causas y las consecuencias están aquí expuestas.

No sé si usted habrá tenido paciencia para llegar hasta aquí. Muchos habrán abandonado pronto, asqueados. Otros lo habrán terminado, maldiciéndome para sus adentros. Otros lo considerarán verdad revelada, y unos cuantos una concatenación ingeniosa y bien urdida de hechos que apoyen una tesis fantasiosa.

En cualquier caso, quiero dejar claro que, ‘villarato’ aparte, valoro el juego del Barça como el mejor que he visto, o el que más me ha gustado, aunque no sea la única manera de jugar bien al fútbol que se conoce. Que nunca he visto a equipo alguno jugar tan bien y tan sostenidamente treinta o hasta cuarenta partidos al año, durante tres años seguidos. Que Guardiola me parece un ejemplo, al menos en la victoria, que es casi siempre. (En la derrota tras la final de Copa, patinó, es verdad). Que el trabajo de cantera del club es ideal y que en el torneo de Fútbol 7 de Brunete, y en su variante internacional de Canarias siempre he visto en la delegación del Barça una conducta ejemplar, lo mismo en el campo que en los encargados de los chicos, entrenador, delegado y demás. Que Xavi, Puyol, Iniesta y Piqué cuentan con mi admiración en el mismo tono o mayor de la que he profesado a los mejores jugadores españoles que he visto. Y Víctor Valdés, enorme portero, que ha aguantado desde muy joven la portería del Barça y la comparación inevitable con Casillas, que por llegar un poco antes le robó plano. Que Messi me parece un genio cuyo límite quizá esté más allá de los establecidos hasta ahora por los más grandes. Desde luego, a la misma edad ya ha hecho mucho más que Maradona. Que admiro el amor de un país a su equipo, esa identificación de un club con una idea, con una tierra que por otra parte me toca muy de cerca. He escrito bien y muy bien del juego de este Barça muchas más veces que del ‘villarato’, pero tengo la sensación de que nadie lo recuerda.

Y nunca, nunca, he pensado, dicho ni mucho menos escrito que el Barça se esté dopando.

Pero no dejo de consignar que esa habilidad para poner las velas al viento que sopla le produce réditos, y que esos réditos se traducen en un confort de juego del que sus rivales a menudo carecen.

Y que el argumento de que “el Madrid tenía antes esos favores” no va conmigo, pero en todo caso no viene a ser sino una aceptación implícita de la teoría del ‘villarato’, que según eso se justificaría por la necesidad de compensar una injusticia histórica.

Añado que me gusta el fútbol y que esto no quiere decir que piense que todo esté manipulado, sólo influido. Que no se trata de conspiración de gente en torno a una mesa, sino de sutilezas. Que es tan viejo como el mundo y que acompaña al fútbol desde siempre, ya he dicho que basta con recordar tantos mundiales. Y bastantes episodios recientes del Madrid o del Barça.


Yo lo llamo ‘villarato’

Y algo más, a demanda de muchos, como suelo escribir en mi ‘Twitter’. Me recuerdan un artículo de 2002 en el que yo ponía en solfa el victimismo del Barça y el Valencia con respecto a los árbitros por no sé qué incidente que habría favorecido al Madrid, supongo. Quizá sería el ‘ushiro nage’. Bueno, pues es sencillo explicarlo: tampoco creo que el Madrid deba hacerse la víctima ni presentarse como tal. Creo haber escrito muy recientemente que la conferencia de prensa de Mourinho me pareció un error que no conduce a nada. Ni el Madrid ni nadie debe quejarse de los árbitros, eso es estéril o, mejor, contraproducente. No recuerdo haber escrito nunca lo contrario. Me refiero a quejarse públicamente. Se deben quejar en las instancias oportunas, con discreción o, a ser posible, penetrarlas, compartir viaje con ellas, no enfrentarlas directamente.

Yo no soy victimista ni puedo serlo, porque no soy víctima. A mí no me arbitran. Yo cuento lo que veo y opino sobre lo que veo y no me inquieta que otros opinen distinto. Lo que me inquieta es que se sulfuren.

Sólo se trata de que gane el mejor, pero que gane sin ayudas.

¡SIN TEMOR!

Dentro de 24h. sabremos si estamos en la final de la Copa de Europa. La Final Four se presenta sin un claro favorito. Desde mi punto de vista tienen un 25% de posibilidades cada escuadra. Ahora bien, la ilusión y las ganas deben de inclinar ese porcentaje ligeramente a nuestro favor. La historia nos avala y debemos de hacer valer ese activo.


Somos un equipo joven, pero no deben de sentirse los novatos. Debend e salir a muerte. Es una oportunidad única de entrar en la historia y devolver al RMCF donde se merece. Barcelona debe de devolver su trono al verdadero Rey.


¡SIN TEMOR, A CONQUISTAR EUROPA!

Foto de www.berserkers-rmcf.es

jueves, 5 de mayo de 2011

11 vs. 11 y otras circunstancias

Mucho se vino especulando sobre la forma de afrontar los 4 “partidos del siglo” que tenía que afrontar Mourinho con la sombra alargada del partido de ida de la Liga sobre su cabeza. Ya se intuyeron algunas pruebas de lo que nos podría esperar, como aquel segundo tiempo contra el Villareal en el Bernabéu que tan buen resultado ofreció.

Llega el partido de Liga e introduce una variante, incorporar a Pepe entre la zona de creación madridista y la línea de 4 defensiva. Su misión era clara, impedir la circulación del balón en ¾ de cancha cuando los culés lo tuviesen. La orden a los jugadores también parecía evidente. Nada de ir a robar el balón para evitar un regate o una pared que dejase un hueco que aprovechase el Barcelona. Simplemente se tenían que limitar a cortar los canales de comunicación de los azulgrana, es decir, que no conectase Busquets con Xavi, Iniesta y Messi. Muchos se rasgan las vestiduras con la posesión culé en el primer tiempo, pero ¿esa posesión se traduce en peligro? El Barza estuvo anulado quitando unos 8-10 minutos donde crearon peligro real. Piqué a Busquets, Busquets a Piqué y el central del Barza teniendo que conducir el balón ocupando la zona creadores de juego blaugrana sin saber a quién darle el esférico. Mirando aquí y allá jugada tras jugada el fútbol culé se perdía en la impotencia. A esto el Madrid se fue soltando la melena estirándose cada vez con más peligro hasta concluir el primer tiempo con el Barza encerrado en su área y ocasiones clarísimas de gol, con aquella de Cristiana desbaratada en la misma línea al filo del descanso. El partido me pareció una perfecta imitación del Inter-Barza correspondiente a la ida de las semifinales de Champions del año pasado. Igual.

En el segundo tiempo todo el plan ideado se viene abajo por la expulsión, esta vez justa, de Albiol. Que diga que fue justa no quiere decir que el arbitraje fuese bueno, ya que el Barza debió de acabar con 10 por una NO expulsión de Álves y distintas varas de medir en los criterios de faltas y a la hora de sacar las cartulinas. Tras el gol de penalti de Messi, Pepe se ocupa el puesto de Albiol pero el Barza toma totalmente el control del partido. Nos tememos lo peor los asistentes. Mou mueve el banquillo reincorporando a Pepe en el centro del campo y sacando a Özil, quien dio un auténtico recital. Lo que se presumía como una goleada culé se torna en un partido de fútbol total, donde el RMCF con uno menos empata y tiene las ocasiones más claras para llevarse el partido. Mil veces pasa por mí cabeza aquella carrera de Adebayor por banda y Khedira disparando a las manos de Valdés. Con uno menos, el Barza tiembla.

Llega la final de Copa. En teoría mismo planteamiento madridista sobre el campo, pero hay una variante. Pepe se adelanta unos metros y con este gesto se estira todo el equipo. Una presión perfecta en la salida del balón del FCB y al toque de corneta se va a por ellos. Ocasiones clarísimas de gol (Pepe tuvo la más clara) y un Barza ahogado es la imagen de los primeros 45 minutos. Una pena el 0 a 0 del descanso. En el segundo tiempo se sufre un bajón físico importante que hace que el Barcelona goce de sus mejores minutos teniendo la final en su mano en determinados momentos. El Madrid aguantó a la perfección destacando la labor de Carvalho, que estuvo soberbio toda la noche. Ya en la prórroga sabemos lo sucedido, también bajón físico del Barza que igualó la contienda e hizo que el Madrid se hiciese de nuevo fuerte atrás. En distintos zarpazos arriba nos adelantamos y tuvimos alguna más para sentenciar antes del minuto 120. ¡CAMPEONES DE COPA!

Mou no lo celebra mucho. Sabe lo que queda por delante y sigue trabajando para pulir errores. Llega la ida de las semifinales ¿Cómo evitar el sufrimiento del segundo tiempo de Valencia? Durante los primeros 45 minutos nada de correr. A cerrar filas y ahí que no entre ni dios. Como así fue. Mucho se critica el planteamiento del Madrid pero ¿qué peligro ocasionó el Barza? Más allá de un disparo de lejano de Villa que se fue fuera, nada. Messi tenía que bajar al círculo central para entrar en juego, Villa se aburría pegado a la banda, Xavi levantaba la cabeza y no encontraba un pase decente. El resultado de 0 a 0 se daba por bueno (con el 1 a 1 de la vuelta estaríamos en Wembley), pero se decidió buscar el planteamiento del primer tiempo de Valencia. Se pone un 9 como referencia, salió Adebayor en el descanso, y Pepe vuelve a adelantarse unos metros. El equipo presionó ¾ de cancha y ahora, sin prórrogas y con sólo ya 45 minutos por delante, se pueden quemar las naves del estado físico. El Barza no salía de su campo y la presión del Madrid aspiraba a ser asfixiante. Esto no se podía consentir. ¿Qué hacemos? ¿Quién está haciendo daño al Barza? ¡Pepe, fuera! No sólo era un golpe en lo futbolístico, también en lo psicológico. Los jugadores sabían lo que significaba esa expulsión. Unos jugadores ya desquiciados por el teatrillo barato y cutre que ofrecían los jugadores de Guardiola (ese gran filósofo) y las más que discutibles decisiones arbitrales. Lo que estaba claro que de golpe se cercenaron las opciones de clasificación, no ya por la ausencia del jugador más relevante de los que han participado en esta serie de 4 partidos. Si no porque nos estaban exponiendo claramente que el Barza estaría en la final por lo civil o por lo criminal. En este caso hubo que recurrir a la segunda opción.

Lo sucedido en la vuelta ya era luchar contra los elementos. Nada se podía hacer. Aún así lo pelearon, lo lucharon y ahí tuvieron la heroica con la que algunos soñaban. Pero de nuevo por lo criminal...

En esta serie de clásicos que hemos vivido lo que se ha planteado sobre el tablero ha sido una auténtica partida de ajedrez que, en mi modesta opinión, ha ganado Mourinho. Si cogemos los números hemos quedado en tablas: una victoria para cada uno y dos empates. Pero el portugués movió mejor sus fichas que su homólogo, Pep Guardiola. El excelso juego del Barza, porque no vamos a negar que sean un equipazo y que cuando la mueven juegan al fútbol de maravilla, ha estado anulado en la mayoría de los minutos disputados. Les hemos ganado una final. Sólo han conseguido marcarnos un gol con 11 en el campo. Y sin la expulsión de Pepe a ver que hubiese sucedido. Y en caso de estar en Wembley, ¿quién hubiese criticado el planteamiento del Mou? ¿Quién hubiese criticado que jugase Higuaín si no le anulan el gol, mal anulado?

Se podrá rebatir mi percepción de los partidos que hemos visto. Pero la única verdad es el robo sufrido, si alguien dice lo contrario “un tonto se lo creerá. Un listo no. Pero aunque lo repitan 1000 veces no se convertirá en verdad”.

¡HALA MADRID!

RMCF-Zaragoza 2010/11


Foto extraída del 'foro Mdm', firmada por ultrassur88.blogspot.com

miércoles, 4 de mayo de 2011

Se acabó la pantomima

Una de las personas con las que vi ayer el partido entraba por la puerta eufórico, teniendo una corazonada. Se sorprendía con mi pasotismo ya que está acostumbrado a verme desbordar optimismo en estas situaciones. Lo mismo me comentó una tercera persona durante el partido “qué tranquilo te veo ¿estás bien?” Se podía decir que sabía lo que iba a suceder. Por la mañana escribí, “confío en el RMCF”, “no en la UEFA”. No descubro nada si digo que el guión estaba escrito. Ayer, otra muestra más. Muy bien, que le den la final al Barza. Que le hagan campeón de Europa. Genial, nadie dice nada. Pero que nos ahorren todo este espectáculo bochornoso a los aficionados. Que no nos hagan gastar el dinero a lo tonto. Que me devuelvan el tiempo invertido en ver este teatrillo de semifinal que nos ha impuesto el máximo organismo del fútbol europeo.

No solo nos hacen actores principales de una función penosa, además se regodean de ello. Se lucran. Lapidan. En este caso en concreto a José Mourinho. Alguna hostia le ha caído también a Karanka. Y a los aficionados que pensamos como pensamos nos intentan hacer quedar como “llorones” o “catetos”. Yo digo lo que una vez oí; “una mentira repetida 1000 veces los tontos se la creen, los listos no.” Ya sabéis quien lo dijo. Pero que lo diga todo el mundo no hace verdad a una mentira. No me resigno. No cuentan con mi beneplácito de todo este montón de mierda que han creado. Maloliente. Putrefacta. De la cual se alimentan los moscones de turno después de untarnos con ella.

Sabían muy bien a quien tenían que expulsar en la ida. Había un hombre que estaba arruinando al Barza en los 3 partidos que se estaban disputando. Era la tecla clave que tocó el entrenador madridista. Éxito nunca reconocido. Siempre criticado por conservador. No voy a entrar ahora en esto porque exclusivamente de fútbol hablaré en otra entrada. Pero tiene miga. De un plumazo fuera nuestro mayor activo en el partido de ida y para toda la vuelta. Manos. Actuaciones lamentables sobre el verde de los mejores actores culés. Distinta vara de medir la dureza de las entradas de un equipo y otro. En fin. Para ellos su Champions. Para la UEFA su miseria y su pasta gansa recaudada.

Hubo quien se llevó las manos a la cabeza cuando Mourinho dijo en la rueda de prensa de la ida que era imposible remontar. Agradezco la sinceridad del portugués con la afición y el mundo del deporte en general. Se podría haber hecho mención a la heroica, la historia del Madrid, a Juanito, las noches mágicas,... ¿para qué? Mejor dejar tranquila a nuestra historia inalcanzable e inmortal, que se debe de estar retorciendo con lo acontecido estos días. Mourinho sabía muy bien lo que estaba sucediendo y lo que iba a suceder. Era imposible remontar. A los que le criticabais por ello ahí os dejo el gol anulado al 'Pipa'. Ver para creer.

Desilusión es lo que define desde el pasado miércoles mi estado de ánimo. Desánimo porque mi entretenimiento se ve frustrado por los corruptos. Nunca me había levantado para irme del Estadio antes de concluido el partido si no era por una causa de fuerza mayor. Ese día me iba a la puerta de salida hasta que me convencieron para que me quedase. Al ver el color rojo de la cartulina me sentí engañado, ultrajado, ninguneado. Como aficionado madridista o como consumidor de un producto, como queráis verlo.

Aquel Corea – España del 2002, la final olímpica de baloncesto entre EE.UU – España, el atraco de Stamford Bridge, estas semifinales de Champions,... nos muestran que estamos ante un espectáculo teledirigido. Con un guión preestablecido. Entonces ¿para qué todo este circo? Bueno, está claro, para sacar dinero. Lo único para lo que sirve. Pero da asco, mucho asco. Los dioses de la Antigua Grecia se tienen que espantar en su Olimpo al ver como los valores del deporte que pregonaban se ven machacados por el mundo moderno. El barón Pierre de Coubertin o bien se retuerce en la tumba de lo que están haciendo los corruptos, o se auto felicita por ser el que puso la primera piedra del edificio del lucro y la deshonestidad a costa del esfuerzo de los deportistas y las ilusiones de quienes les siguen. Porque sinceramente ya no se qué pensar.

No, no voy a abandonar. Porque esto me gusta, entretiene, me da la vida y llevo demasiado interiorizado al RMCF como para prescindir del deporte, lo que supondría prescindir de el. Pese a la UEFA, Florentino Pérez, Juan Carlos Sánchez, la Euroliga, Villar, la ACB,... y toda la morralla y ruindad que se ponga por delante siempre estaré enarbolando la bandera blanca y morada junto a la roja y gualda. Porque quien resiste, vence. Y ahora más que nunca debemos de permanecer unidos los que realmente nos consideramos miembros de la familia madridista. Pocos. Somos muy pocos. Llevar una camiseta comprada en la tienda oficial del Club no es serlo. Pero aún siendo un puñado de incondicionales, si nos mantenemos firmes y unidos no nos apartarán jamás y el Real Madrid en su integridad seguirá igual de vivo que siempre. Cada uno en su parcela (ya sea en la grada, en internet, en la calle, el bar,...) pero siempre en la misma dirección. Defendiendo, aleccionando y, si la ocasión lo requiere, ajusticiando.

Toda esta fuerza la baso en una ilusión que ha creado un hombre, un mercenario del fútbol, pero que ha traído justo lo que necesitábamos. Hay quien se sorprende de como hablo de él, José Mourinho, ya que nunca he sido dado a idolatrar a nadie, no llevo un nombre en mis camisetas del Madrid o de España. Soy poco dado a cánticos personales salvo honradas excepciones más allá del minuto 7 de cada partido. Pero el de Setúbal nos está mostrando un camino. Más que a los aficionados que llevamos años ahí, al propio Club. El comunicado oficial de apoyo que emitió la institución dos días después del partido de ida y las continuas alusiones en distintos artículos al atropello como Club que estamos sufriendo son una muestra. Además, se hizo público el apoyo del Club al entrenador. El Madrid, después de un letargo confundido con caballerosidad que dejaba a los pies de los caballos a aficionados, entrenadores y jugadores en nuestro pasado más reciente, parece que ha reaccionado y ha decido defender lo que es suyo. Es plausible que hayan reaccionado, pero era exigible. Un caballero no lo es por su silencio o por dejarse pisotear. Un caballero sabe cuándo ser clemente y reconocer el honor y coraje de sus adversarios si la situación lo requiere concediéndoles una muerte honrosa. Pero también sabe cuando coger la espada.

Los ineptos a los que les concedieron la carrera de periodismo pueden seguir escribiendo lo que les venga en gana. Los culés pueden aumentar su soberbia. La gente puede tragar con lo que desee. Pero la verdad es sólo una. El RMCF sólo es uno. Defendámoslo.