jueves, 5 de mayo de 2011

11 vs. 11 y otras circunstancias

Mucho se vino especulando sobre la forma de afrontar los 4 “partidos del siglo” que tenía que afrontar Mourinho con la sombra alargada del partido de ida de la Liga sobre su cabeza. Ya se intuyeron algunas pruebas de lo que nos podría esperar, como aquel segundo tiempo contra el Villareal en el Bernabéu que tan buen resultado ofreció.

Llega el partido de Liga e introduce una variante, incorporar a Pepe entre la zona de creación madridista y la línea de 4 defensiva. Su misión era clara, impedir la circulación del balón en ¾ de cancha cuando los culés lo tuviesen. La orden a los jugadores también parecía evidente. Nada de ir a robar el balón para evitar un regate o una pared que dejase un hueco que aprovechase el Barcelona. Simplemente se tenían que limitar a cortar los canales de comunicación de los azulgrana, es decir, que no conectase Busquets con Xavi, Iniesta y Messi. Muchos se rasgan las vestiduras con la posesión culé en el primer tiempo, pero ¿esa posesión se traduce en peligro? El Barza estuvo anulado quitando unos 8-10 minutos donde crearon peligro real. Piqué a Busquets, Busquets a Piqué y el central del Barza teniendo que conducir el balón ocupando la zona creadores de juego blaugrana sin saber a quién darle el esférico. Mirando aquí y allá jugada tras jugada el fútbol culé se perdía en la impotencia. A esto el Madrid se fue soltando la melena estirándose cada vez con más peligro hasta concluir el primer tiempo con el Barza encerrado en su área y ocasiones clarísimas de gol, con aquella de Cristiana desbaratada en la misma línea al filo del descanso. El partido me pareció una perfecta imitación del Inter-Barza correspondiente a la ida de las semifinales de Champions del año pasado. Igual.

En el segundo tiempo todo el plan ideado se viene abajo por la expulsión, esta vez justa, de Albiol. Que diga que fue justa no quiere decir que el arbitraje fuese bueno, ya que el Barza debió de acabar con 10 por una NO expulsión de Álves y distintas varas de medir en los criterios de faltas y a la hora de sacar las cartulinas. Tras el gol de penalti de Messi, Pepe se ocupa el puesto de Albiol pero el Barza toma totalmente el control del partido. Nos tememos lo peor los asistentes. Mou mueve el banquillo reincorporando a Pepe en el centro del campo y sacando a Özil, quien dio un auténtico recital. Lo que se presumía como una goleada culé se torna en un partido de fútbol total, donde el RMCF con uno menos empata y tiene las ocasiones más claras para llevarse el partido. Mil veces pasa por mí cabeza aquella carrera de Adebayor por banda y Khedira disparando a las manos de Valdés. Con uno menos, el Barza tiembla.

Llega la final de Copa. En teoría mismo planteamiento madridista sobre el campo, pero hay una variante. Pepe se adelanta unos metros y con este gesto se estira todo el equipo. Una presión perfecta en la salida del balón del FCB y al toque de corneta se va a por ellos. Ocasiones clarísimas de gol (Pepe tuvo la más clara) y un Barza ahogado es la imagen de los primeros 45 minutos. Una pena el 0 a 0 del descanso. En el segundo tiempo se sufre un bajón físico importante que hace que el Barcelona goce de sus mejores minutos teniendo la final en su mano en determinados momentos. El Madrid aguantó a la perfección destacando la labor de Carvalho, que estuvo soberbio toda la noche. Ya en la prórroga sabemos lo sucedido, también bajón físico del Barza que igualó la contienda e hizo que el Madrid se hiciese de nuevo fuerte atrás. En distintos zarpazos arriba nos adelantamos y tuvimos alguna más para sentenciar antes del minuto 120. ¡CAMPEONES DE COPA!

Mou no lo celebra mucho. Sabe lo que queda por delante y sigue trabajando para pulir errores. Llega la ida de las semifinales ¿Cómo evitar el sufrimiento del segundo tiempo de Valencia? Durante los primeros 45 minutos nada de correr. A cerrar filas y ahí que no entre ni dios. Como así fue. Mucho se critica el planteamiento del Madrid pero ¿qué peligro ocasionó el Barza? Más allá de un disparo de lejano de Villa que se fue fuera, nada. Messi tenía que bajar al círculo central para entrar en juego, Villa se aburría pegado a la banda, Xavi levantaba la cabeza y no encontraba un pase decente. El resultado de 0 a 0 se daba por bueno (con el 1 a 1 de la vuelta estaríamos en Wembley), pero se decidió buscar el planteamiento del primer tiempo de Valencia. Se pone un 9 como referencia, salió Adebayor en el descanso, y Pepe vuelve a adelantarse unos metros. El equipo presionó ¾ de cancha y ahora, sin prórrogas y con sólo ya 45 minutos por delante, se pueden quemar las naves del estado físico. El Barza no salía de su campo y la presión del Madrid aspiraba a ser asfixiante. Esto no se podía consentir. ¿Qué hacemos? ¿Quién está haciendo daño al Barza? ¡Pepe, fuera! No sólo era un golpe en lo futbolístico, también en lo psicológico. Los jugadores sabían lo que significaba esa expulsión. Unos jugadores ya desquiciados por el teatrillo barato y cutre que ofrecían los jugadores de Guardiola (ese gran filósofo) y las más que discutibles decisiones arbitrales. Lo que estaba claro que de golpe se cercenaron las opciones de clasificación, no ya por la ausencia del jugador más relevante de los que han participado en esta serie de 4 partidos. Si no porque nos estaban exponiendo claramente que el Barza estaría en la final por lo civil o por lo criminal. En este caso hubo que recurrir a la segunda opción.

Lo sucedido en la vuelta ya era luchar contra los elementos. Nada se podía hacer. Aún así lo pelearon, lo lucharon y ahí tuvieron la heroica con la que algunos soñaban. Pero de nuevo por lo criminal...

En esta serie de clásicos que hemos vivido lo que se ha planteado sobre el tablero ha sido una auténtica partida de ajedrez que, en mi modesta opinión, ha ganado Mourinho. Si cogemos los números hemos quedado en tablas: una victoria para cada uno y dos empates. Pero el portugués movió mejor sus fichas que su homólogo, Pep Guardiola. El excelso juego del Barza, porque no vamos a negar que sean un equipazo y que cuando la mueven juegan al fútbol de maravilla, ha estado anulado en la mayoría de los minutos disputados. Les hemos ganado una final. Sólo han conseguido marcarnos un gol con 11 en el campo. Y sin la expulsión de Pepe a ver que hubiese sucedido. Y en caso de estar en Wembley, ¿quién hubiese criticado el planteamiento del Mou? ¿Quién hubiese criticado que jugase Higuaín si no le anulan el gol, mal anulado?

Se podrá rebatir mi percepción de los partidos que hemos visto. Pero la única verdad es el robo sufrido, si alguien dice lo contrario “un tonto se lo creerá. Un listo no. Pero aunque lo repitan 1000 veces no se convertirá en verdad”.

¡HALA MADRID!

1 comentario:

Madridista sin complejos dijo...

Camarada, he visto los cuatro partidos exactamente igual que tú. Lo que ocurre es que hay mucho oportunista y otros tantos que estaban deseando que esa "partida de ajedrez" la perdiera Mou.