jueves, 13 de agosto de 2015

¡Empieza la Liga!



Real Madrid - Valencia. Primera jornada de Liga de la temporada 1978-79. Primer partido del equipo tras el fallecimiento de Don Santiago Bernabéu.

Resultado 2-1. Goles de Pirri, Stielike y Arias.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Otra vez el Sevilla. Otra vez miércoles.

Otra vez el Sevilla. Otra vez miércoles. Y es que estos dos equipos parecen destinados a enfrentarse entre semana en Liga. El año pasado fue así tanto en la ida como en la vuelta. Resultado dispar para nosotros. Del escandaloso 7-3 en Chamartín a empezar a perder la Liga con el 2-1 en contra del Pizjuán (continuamos perdiéndola un 7 de mayo, también miércoles, en Valladolid). Quizá fue en esa derrota en Nervión donde Rakitic, con un partido soberbio y una jugada espectacular en el segundo tanto hispalense, empezó a escribir su historia como blaugrana.

Los fines de semana también dejan buenos recuerdos contra los andaluces. Dos remontadas épicas: una la segunda temporada de Capello con Guti en su mejor versión;  en 2010 levantando un 0-2 en contra con Van den Vaart arrastrándose en la línea de gol para empujar el balón a la red en el último minuto; y como olvidar a Mikel Lasa y su gol "desde casa" en 1995.

Pero volvamos a los miércoles. Si  hay un día que recuerdo especialmente contra el Sevilla fue el 16 de abril de 1997.  Llegábamos líderes con siete puntos de ventaja al Barcelona, segundo clasificado. El Sevilla colista. Era miércoles y ninguno de mis acompañantes habituales al Bernabéu podían acudir.  Por mi tierna edad mi madre comiéndome la cabeza para que no fuese yo solo y así quedarse ella más tranquila. Al volver de clase le dije que no se preocupase, lo vería en casa (lo daba Canal+). Respiró. Pero la hora del partido se fue acercando. Esa cosa que solo sentimos los que acudimos a los estadios y que el resto de la humanidad no comprende empezó a amargarme la tarde desde las entrañas; por la ventana de mi habitación se vislumbraba otro atardecer primaveral de esos que solo la capital sabe regalar. Saltó el resorte en mi cabeza y pegué un brinco desde mi cama, o cerré el libro con el que estudiaba, o yo qué sé lo que hice, que hace mucho y no me acuerdo. Pero sí recuerdo que me enfundé la camiseta blanca, preparé el bocata (fue en ese instante cuando mi madre apareció preguntando que qué hacía, aunque realmente conocía la respuesta) y línea 6 hasta Nuevos Ministerios.

Qué alivio cuando pisé el cemento que por aquel entonces cubría el Fondo Sur. Noté por un lado que las vísceras volvían a su sitio y por la columna el contradictorio hormigueo que producía el imponente Estadio Santiago Bernabéu. Por mucho que fuese, por muchos años que llevase de abonado, esa sensación de ser la primera vez que ibas se mantenía. Y me encantaba. Y odio haberla perdido de un tiempo a esta parte. Una puta droga, joder.

Empezaba un partido que no se esperaba excesivamente complicado. Minuto 1 gol de Jose Mari. Bueno, tocaba remontar otra vez. No suponía mayores problemas, esa temporada fue habitual levantar 0-1 en casa.  Suena el marcador; alguien con transistor ya nos había anunciado lo que mostraba el luminoso. Minuto 5 en Zorrilla y gol de Ronaldo. ¡Ejem! Lógico que ganen, por otro lado. El Valladolid estaba haciendo buena temporada (sexto en la clasificación), pero no íbamos a pedirles nada. Lo que teníamos que hacer era ganar nosotros. La cuestión estribaba en que lo peor no era ir perdiendo contra el colista. Más bien que el equipo no creaba. No llegaban las ocasiones. Falso, sí llegaban, pero de  los que vestían de rojo ese día. Y tuvo sus consecuencias. Minuto 20, el centrocampista holandés Tarik Oulida hizo que nos mirásemos unos a otros resoplando, jurando en arameo, gestos de resignación,... 0-2 en el marcador y el Barza que se ponía a 4 puntos.

Las tres próximas salidas eran Valencia, Barcelona y San Mamés. Todo esto cuando veníamos de ganar 0-2 en Las Gaunas, sí, pero después de empatar con el Compostela en casa y el Tenerife fuera. La temporada se podía hacer larga. Tan larga como se me estaba haciendo a mí la primera parte del partido. Recuerdo perfectamente cuando volvió a sonar el marcador y ponía ' Gol en Zorrilla'. ¡Mierda! espeté.  Que nadie dijese nada, cuando había mil transistores a mi alrededor me hizo temer lo peor. Que el run-run típico en esas situaciones no se diese me hizo verlo claro. Gol del Barça... ¡Pues no! Fernando ponía tablas en el minuto 30. No se celebró mucho ya que lo visto en nuestro terreno de juego no era muy halagüeño que digamos. El equipo lo intentaba pero no podía. Remaba pero no avanzaba. Pases imprecisos, nervios, impotencia.  El público con un silencio tenso y algún tímido pito contagiaba (o se contagiaba, a saber) a los jugadores. Era el minuto 46 del primer tiempo, todos veíamos que levantar un 0-2 en 45 minutos era complicado, cuando en una jugada típica de aquella noche, acelerada y a trompicones, acabó en un gol al que nos aferramos todos como si fuese un salvavidas en medio del Pacífico. Zé Roberto a Raúl que está en la frontal (en fuera de juego, digámoslo todo), el 7 prolonga de tacón dejando el balón dentro del área, Seedorf le gana la posición a Prieto y la ajusta al primer palo haciendo imposible la estirada de Unzué. Ya llueve menos.


Ánimos renovados al comenzar el segundo tiempo. Minuto 1 de juego y esta vez sí que se oyó el rumor. Más que el rumor el estruendo antes de que lo anunciase el marcador. Víctor adelantaba al Valladolid. El Bernabéu empezó a empujar como solo el sabía hacerlo. De tenerles a cuatro puntos podíamos ponerles a diez. 14 minutos tardó Raúl (¡asistencia de Sanchís!) en empatar el partido. Pero no era suficiente. El gol del Barza podía caer en cualquier momento y teníamos que ganar. Encerramos al Sevilla en su área que dio algún leve susto a la contra, mas el campo estaba inclinado en una sola dirección. Aunque se resistía  el tercero. En el 77 de nuevo celebración que se empieza a extenderse como una ola. Otra vez Víctor en Pucela para hacer ya imposible la victoria culé. Ganar suponía media Liga y en cada ocasión vibraban los cimientos de Chamartín. Fue en el 83 cuando la catarsis se adueñó de los espectadores del Colisevm Blanco. Hierro establecía el 3-2 y nos llevaba a otra de esas remontadas épicas marca de la casa. El resultado se redondeó con el gol de Mijatovic en el 89. De forma tímida, sí, pero fue aquí cuando se coreó por primera vez el ¡campeones, campeones! aquel año, cuya máxima expresión se alcanzó con el 3-1 al Atleti unas semanas después. 

lunes, 26 de enero de 2015

Israel en Europa

Seguro que mucha gente duda si por la calle se le pregunta en qué continente se encuentra Israel. Muchos pensarán en las áridas tierras que se ven habitualmente en las noticias y lo ubicarán rápido; pero si les hablas de deporte y les despistas con el amarillo del Maccabi no serían pocos los que responderían que está en Europa. Se ve con total normalidad que Israel participe en competiciones europeas. No solo deportivas, también participan en Eurovisión. El recelo mutuo que tiene con los países vecinos hace que el Estado israelí mire más a Europa que a su entorno.

¿Por qué juega el Real Madrid esta semana en La Mano de Elías? La respuesta es conocida por todos, pero ¿desde cuándo la Federación de Baloncesto de Israel pertenece a FIBA Europa? Realmente la respuesta es muy sencilla, ya que el baloncesto israelí se incorporó rápidamente a la estructura y competiciones europeas. No fue así en el caso de la federación de fútbol.

La FIBA se fundo en 1932 con 8 países miembros: Argentina, Letonia, Grecia, Italia, Portugal, Rumanía, Checoslovaquia y Suiza. Por otro lado, lo que hoy es la Federación Israelí de Baloncesto se fundó en 1934. Si bien en su día era la Federación Palestina de Baloncesto, tornándose en israelí tras los cambios acaecidos después de la II Guerra Mundial y que no vamos a entrar a analizar ahora. La Federación se incorporó a la FIBA en 1938 y entró en FIBA Europa en 1954. El caso de la Federación de Fútbol fue más rocambolesco. Fundada en 1928 como Asociación de Fútbol de Palestina, entró en la FIFA en 1929. En 1956, ya como Asociación de Fútbol de Israel, fue aceptada por la AFC (Confederación Asiática de Fútbol). Esto no sentó bien en los países musulmanes del entorno, cuyas tensiones políticas con el Estado de Israel iban en aumento. Al final los países árabes y musulmanes se negaron a jugar contra Israel y la AFC expulsó a la federación israelí. Estuvieron 20 años sin asociarse con federación alguna jugando alternativamente en competiciones de la UEFA y la OFC (Confederación de Fútbol de Ocenía). Sería finalmente la asociación europea quien admitiría a los israelíes en 1991, pasando a disputar las competiciones organizadas por la UEFA tanto a nivel de clubes como de selecciones.

Pero volvamos al baloncesto. Concretamente al rival del jueves, el Maccabi de Tel Aviv. Que el viaje de la federación de baloncesto fuese más suave que su homóloga en fútbol, no libra de tensiones la participación maccabea en el viejo continente. En 1958 disputó por primera vez la Copa de Europa. Fue casi dos décadas después, en 1977, cuando lograron su primer título continental. En la final del Belgrado derrotaron al Mobilgirgi Varese por 78-77. Pero aquel título se recuerda más por lo sucedido en semifinales, donde derrotaron al CSKA de Moscú. Al prestigio de los equipos soviéticos, solo contestado por el Real Madrid y algún equipo italiano, se añadió que los moscovitas se negaron a jugar en Tel Aviv. Hay que añadir el componente político; la URSS apoyó a los enemigos israelíes en las guerras árabe-isrelíes. El partido se disputó en Bruselas y la victoria sobre los moscovitas fue vista como una venganza de mencionadas tensiones políticas. No fue la única vez que Bruselas acogería encuentros entre ambos equipos. Ni el Maccabi pisaba suelo soviético ni el CSKA territorio judío. No fue hasta el 12 de enero de 1989 cuando jugaron su primer partido en la URSS.


También en 1991 la FIBA advirtió a la federación de Israel que sus equipos debían jugar la competición continental en suelo neutral. Fue fruto de las escalada de tensión que se vivió en el Golfo Pérsico, donde Irak amenazó directamente a Israel en caso de que estallase el conflicto bélico. La FIBA adoptó esta decisión por las quejas recibidas de los clubes de Grecia, Italia, la RFA y España. El CAI Zaragoza disputaba la Recopa y se tenía que enfrentar el día 22 de enero al Hapoel Galil Elion. El Barza tendría que viajar a Tel Aviv en marzo para jugar contra el Maccabi, pero no se quejó formalmente a la FIBA esperando la resolución de ésta. De nuevo sonaba Bruelas como sede, pero el encuentro del CAI se acabó aplazando y el Barcelona sí viajó a Tel Aviv.  

jueves, 22 de enero de 2015

PAO-RMCF 1963

Juan Carlos y Sofía posando con los jugadores del PAO
 Esta noche se enfrentan dos de los equipos más laureados del continente. Es un choque de trenes entre dos potencias del baloncesto europeo. Pero no siempre fue así. La primera vez que se enfrentaron ambos equipos fue el 20 de enero de 1963 en la ida de octavos de final de la Copa de Europa. El partido fue un acontecimiento en Atenas. El Real Madrid era uno de los equipos del momento, subcampeón de Europa por aquella fecha. Hubo otro aliciente que hizo que el club y la ciudad se volcasen con el evento y fue el anuncio de los príncipes de España, Juan Carlos y Sofía, de que asistirían al encuentro. El PAO lo vio como una gran oportunidad para darse publicidad más allá de las fronteras helenas. Realizaron obras en las gradas para intentar acoger más público y acondicionar el palco de autoridades para impresionar a la visita Real. Los príncipes fueron acompañados por Gonzalo Puente Ojea, encargado de Negocios de España.

6000 almas abarrotaron el pabellón y tras el protocolo pertinente (los capitanes presentaron a los jugadores de sus respectivos equipos a los príncipes) comenzó el partido. Sobre la cancha la diferencia entre ambos conjuntos se acabó notando en el marcador. En Grecia estaba prohibido fichar jugadores extranjeros mientras que el Real Madrid ya contaba con americanos en sus filas: Luyk y Burgess. El marcador reflejaba un 34-50 inapelable al descanso a favor del RMCF. Esto hizo que en la reanudación el Madrid se relajase y el conjunto heleno se llegó a poner a 6 puntos (53-59), pero Sevillano, Emiliano Rodríguez y los dos americanos subieron las revoluciones para desactivar al Panathinaikos. Haciendo gala de orgullo, los griegos quisieron evitar a toda costa que el Madrid alcanzase los 100 puntos. El resultado final fue 73-97.

El máximo anotador de los griegos fue Panayotarakos con 24 tantos; pero los jugadores más destacados fueron Liamis y Tamoulais. Ambos anotaron 17 puntos. Por parte madridista Emiliano 27 puntos; Sevillano 25; Burgess 15; Luyk 13; Sáinz 7; y Descutin 10. El partido de vuelta se disputó en la capital de España 6 de febrero y de nuevo se impuso el Real Madrid por 90-60.
Programa del partido