domingo, 25 de diciembre de 2011

Cuando no había rojos...

...balones, me refiero.
RMCF-Las Palmas.

Una Navidad sin su Torneo, ya no es lo mismo

En estas fechas bañadas de nostalgia, recuerdos, buenos propósitos, etc, etc. es imposible no recordar ciertas tradiciones, que a fin de cuentas es lo que mantiene la identidad de una sociedad, da sentido al ser humano y a fin de cuentas, estas fiestas, son fruto de dichas tradiciones. Unos por fines religiosos, otros porque nacimos y crecimos con ello y nos sentimos identificados con ciertos hábitos. Pero el rumbo de deshumanización que ha tomado el orbe se ve afectado a todos los niveles.

Toda esta reflexión trascendental y de tan magnos niveles podría llevarme a escribir folios y folios. Pero como aquí lo que nos ocupa es otra cosa, más simple pero a fin de cuentas influida por el ritmo de los tiempos, a donde quiero ir a parar es a recordar al ya desaparecido ‘Torneo de Navidad’. Era un amistoso. Sin embargo lo romántico de estas fechas y el nivel de los equipos que solían acudir (exceptuando las últimas ediciones) hacían de este encuentro desenfadado y sin título oficial mediante, de un bonito espectáculo en el que se veía que los jugadores disfrutaban, sin olvidar de que querían ganar. El prestigio es el prestigio y este torneo lo tenía. Además solían cruzarse dos equipos a los que no gustaba perder.

Si me paro a recordar mis navidades infantiles es imposible que mi cerebro obvie las tardes sentado en el sofá frente a la televisión mientras movía la cabeza de un lado a otro para sortear a la abuela, la tía, el primo de turno… que se interponía entre la tele y yo. Tras cargarse el Torneo intentaron reinventarlo en un partido de pretemporada en el mes de septiembre, donde se disputó una única edición en el Palacio de Vistalegre frente al Lietuvos Rytas. Fracaso rotundo, cómo no.

En fin. Tradiciones que se pierden y que no volverán. Bueno es recordarlo.

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD!



Los porqués del actual periodismo deportivo

Puedo prometer y prometo que no tengo ningún primo, cuñado ni tío del pueblo que escriba en el magazine on-line de donde extraigo este artículo. Sé que últimamente estoy un poco pesado con este rincón web, más cuando no me gusta casarme con nada ni nadie, así te ahorras posteriores desilusiones y más si se trata de ‘juntaletras’. Pero como bien es cierto que últimamente me siento identificado con lo que aquí leo, también veo de justicia que si critico y descargo mi ira sobre lo que no me gusta, alabe y reproduzca lo que trae conceptos e ideas que comparto y de las que hablo en TRADICIÓN1902 a menudo. El título ya os hará imaginar de qué trata. Así que no me entretengo y os dejo con la redacción de Isaac Ramos para jotdown.es.

La parasitología, esa rama de la biología que se presume tan fascinante como repulsiva, tiene entre sus numerosos objetos de estudio uno especialmente llamativo para nosotros los profanos. Uno de esos que resultan carne propicia de documental de La 2. Nos referimos al Leucochloridium paradoxum, un gusano parásito cuyo ciclo vital se basa en una curiosa habilidad para “controlar mentes”. Es cierto que son sólo mentes de caracoles y no las controla exactamente, sino que daña la capacidad de estos moluscos para distinguir la luz haciéndolos por ello más proclives a permanecer en zonas donde se vean amenazados. A su vez, toma posesión de alguno de sus tentáculos para hacerlos semejar con movimientos y vivos colores a algo parecido a una oruga. Expuestos y tentadores, los convierte en comida fácil para cualquier pájaro, en el medio perfecto para conseguir llegar a un huésped mayor. Una vez en el sistema digestivo del pájaro en cuestión, el parásito se reproduce y sus huevos son expelidos al mundo a través de los excrementos del ave, esos que serán consumidos de nuevo por los caracoles para de esta manera completar el ciclo.

Es cierto que la parasitología no trata como caso a investigar el actual periodismo deportivo, pero atendiendo al ejemplo del Leucochloridium paradoxum bien podría. Porque viven del deporte, perdón, del fútbol -y si acaso de algún deportista español de éxito-, se expanden básicamente a través de toda la mierda que puedan sacar de él (polémicas, confrontación, sensacionalismo, glorificación de lo anecdótico…) para que, de esta manera, sea consumida por la masa poco crítica o directamente descerebrada. Apelando así a sus más bajos instintos serán fácilmente manipulados para que continúen alimentando el gran negocio en que se ha convertido el fútbol de hoy día. Un ciclo perfecto. Parásitos dignos de estudio.

Aquellos años de lo escaso pero honrado
Probablemente esté de más decir que el periodismo deportivo no siempre fue como es ahora. Aquellos que comenzamos a interesarnos por el deporte en la década de los noventa o anteriores reconocemos con cierta nostalgia una época donde con matices y excepciones (siempre las hay) primaba el ejercicio periodístico honesto, el criterio, la profesionalidad del que responde a un código deontológico. Una época donde lo que más importaba era la información, la buena información como premisa vocacional. Cuando Marca era un ejemplo de calidad a niveles internacionales (por especial atención al Real Madrid que tuviera), las secciones deportivas de los telediarios se ceñían a lo que realmente importaba y El Día Después era un programa de culto. Un escenario donde una noticia sobre tenis o ciclismo podía ser portada con total normalidad y los periodistas en su mayoría eran individuos cercanos al anonimato que aceptaban su posición tras la noticia y no dentro de ella. Las ventas dependían de lo que debía contarse en vez de limitarse a publicar lo que más vende.

No todo era tan maravilloso, es cierto. Principalmente porque el volumen de información era mucho más limitado que en la actualidad. Los pocos periódicos o revistas especializados que encontrabas en el kiosco o lo que se escuchaba en los programas nocturnos de radio era básicamente la única forma de permanecer informado. Seguramente también fuera por ello por lo que la profesión se tomaba su trabajo con mucha más responsabilidad y vivía en permanente deuda con la verdad. El bien era escaso y había que cuidarlo.

Entonces, con el nuevo siglo, llegó internet; para hacernos más libres, para ofrecernos al segundo toda la información, opinión y discusión que pudiéramos soñar, para arruinar el periodismo irremediablemente.

El nuevo periodismo, el que no necesita periodistas

Hablar sobre todos los males del periodismo deportivo actual es de forma inevitable hacerlo de muchos de los males que acucian al periodismo en general.

Los avances que nos ha proporcionado internet en los últimos años son abundantes. Entre ellos destaca especialmente su desarrollo como medio de información instantánea. El suceso, en cuanto ocurre, se comunica y extiende por la red desde múltiples focos con suma velocidad (especialmente desde la irrupción definitiva de las redes sociales), lo que acaba por provocar que la inmediatez prime sobre la calidad. La información como tal deja de resultar potestad de unos pocos periodistas que monopolizan su transmisión a través de unos contados medios como en las anteriores décadas. Ahora los profesionales pasan a ser, en el mejor de los casos, un simple canal rutinario porque basta uno solo de ellos conectado con la fuente para que cualquier consumidor sea capaz de acceder a ella. Si incluso los portales de noticias pierden eficacia como medios de información genuina centrándose en copiar lo que algún otro ya ha dicho en otro lugar, el periódico del día siguiente alcanza para muchos carácter de auténtica reliquia. Ante una situación donde lo informativo ya no es un rasgo de exclusividad periodística, especialmente en lo resultante al deporte donde el marco es más reducido y la mayoría de lo noticiable está previsto con fecha y hora, el mercado de la opinión comienza a hacerse vital. El periodismo, y en el caso que nos ocupa, el deportivo, continúa sirviendo para informar pero con una preponderancia de lo valorativo. El periodista ya no se limita a contar lo que pasa, también cuenta lo que le parece. Los medios deportivos pasan a convertirse en empresas de opinión.

Nace un monstruo del que vivir

El deporte, a través de las últimas décadas, ha ido progresando como forma de negocio hasta convertirse, primero mediante la televisión, y en los últimos años también gracias a internet, en el escenario publicitario ideal para todo tipo de empresas. Un verdadero catalizador económico. Punta de lanza del nuevo capitalismo que ha acabado por convertir a equipos y jugadores en marcas con enormes fuentes de ingresos. Las nuevas estrellas del rock. El periodismo deportivo, siempre dependiente, ha ido paralelamente aumentando también su influencia sintiéndose legitimado a exigir su parte del pastel para acabar convertidas a su vez en meras empresas subsidiarias del deporte. Esto, cambiando deporte por política, también podría hacerse extensivo al periodismo generalista.

Porque, efectivamente, el periodismo ha pasado a ser fuente de opinión pero, sobre todo, opinión como recurso básico de una actividad empresarial. Los diarios, televisiones, radios…, cualquier medio de comunicación tiene como misión maximizar beneficios. Hay que ganar y hay que hacerlo vendiendo noticias y opinión sobre las mismas, pero en tal tesitura de agresiva competencia empresarial deben buscarse mejoras de productividad a toda costa, aunque muchas acaben atentando contra los principios básicos del periodismo. Uno de los pilares básicos es la obsesión de ciertos medios en adaptar su línea editorial a un colectivo concreto, a una determinada ideología, o en el caso del periodismo deportivo a un equipo con un gran número de aficionados. Para que esta resulte efectiva deban manipular la información con un barniz valorativo, perpetuando una perspectiva interesada, para que esa audiencia potencial lea lo que quiere leer y oiga lo que le quiere oír, independientemente de cuanta verdad resida en ella.

El deporte, como simple espectáculo, como forma de ocio que el negocio ha llevado a la hipertrofia, ha posibilitado que el periodismo que lo cubre se frivolice y pervierta hasta niveles solo equiparables al del periodismo del corazón, explotando métodos de productividad sin límites, sin escrúpulos.

Guerra deportiva y prostitución intelectual
No podíamos imaginarlo entonces, pero el día de la bestia fue aquel 2 de Julio de 2007, cuando un señor recién pintado por El Greco, y anónimo para la mayoría, era nombrado director de Marca tras la compra del Grupo Recoletos por parte de Unidad Editorial. Eduardo Inda estaba destinado a liderar una transformación del periodismo deportivo escrito que llevaría a corromper los principios más básicos del mismo a cambio de rendimiento económico.

No lo hizo sólo, qué duda cabe; directores y redactores del resto de periódicos deportivos del país se sumaron a la causa, pasando a convertirse definitivamente en aparatos propagandísticos de F.C. Barcelona y Real Madrid. Aprovechando la lucha de gigantes que sometía al fútbol que dividía a España a niveles deportivos pero también políticos. Era la guerra, perfecto escenario para intereses bastardos. Para que cada periódico defendiera con todas las armas necesarias al equipo del que vivía. Para hacer caja con los sentimientos de los aficionados, especialmente del sector más exaltado.

Portadas convertidas en banderas de un club, en cañón contra el enemigo, en la mejor tira cómica posible para el aficionado crítico o neutral. Otrora periódicos ahora convertidos en teletiendas de pijamas, tazas y plumíferos con escudo. Noticias manipuladas, titulares descontextualizados, polémicas baratas, anécdotas convertidas en noticia; todo ello para la exaltación del equipo propio y el disparo contra el rival. Los rumores sobre fichajes que nunca se producen como placebo de ilusión y las conspiraciones victimistas como kleenex del desahogo en la derrota; métodos de venta asegurada. Webs cuyos ingresos publicitarios se basan en el número de clics sobre las noticias publicadas y donde por tanto un titular sensacionalista que lo posibilite es lo único que importa, aprovechando así el secreto de que indignar atrae mucha más atención que contribuir. Haga clic aquí para dar salida a su espíritu de incredulidad o denuncia, pero haga clic.

En síntesis, el deporte esclavizado y el periodismo prostituido como forma de negocio.

La caja imbécil
Por desgracia no sólo el periodismo deportivo escrito se degradó persiguiendo rentabilidad económica, el audiovisual también aprovechó el mantra televisivo del “todo por la audiencia” para sacar tajada de tan suculenta presa. Incluso desde espacios hasta entonces de naturaleza discreta y formal.

Las secciones deportivas de informativos conocieron con la irrupción de Los Manolos en el telediario de sobremesa de Cuatro el fin de su condición seria y concisa. Con vocación de pequeño circo y métodos propios de los programas del corazón (Aquí hay tomate) ha venido trivializando la información deportiva para hacer de la chanza, el video de Youtube y el reportaje sensacionalista cebos para una audiencia más amplia que no tiene por qué estar verdaderamente interesada en el deporte. En mayor o menor medida es un tratamiento de la información deportiva que se ha ido extendiendo por telediarios de otras cadenas para conformar un paisaje de frivolidad conectado a otro de supuesta seriedad. El deporte como vulgaridad. Más que nunca como opio del pueblo.

Por otra parte, las madrugadas llevaban siendo franja deportiva desde épocas remotas en las que José María García metió los transistores en las camas, pero curiosamente ningún programa deportivo había fructificado en televisión a esas horas. Así fue hasta que llegó Punto Pelota, espacio de tertulia encendida, hija de la peor Crónicas marcianas y hermana deportiva de esa cumbre de la telebasura llamada Sálvame. El programa líder de Intereconomía erigido sobre el monotema Real Madrid contra F.C. Barcelona, viene a ser un híbrido entre discusión a gritos salida de cualquier tasca, el maratón de polémicas donde el deporte es solo un trasfondo y el teatrillo con personajes representando siempre el mismo papel. El engendro perfecto que mejor simboliza la degeneración del actual periodismo deportivo, centrado en remover los más bajos instintos que todo ser humano posee y especialmente el odio al contrario.

Flores en el vertedero
La mutación del deporte como auténtico monstruo económico y mediático lo ha plagado de malformaciones y parásitos, pero también ha posibilitado una cobertura de amplitud sin igual para regocijo de los verdaderos amantes de las muchas modalidades deportivas. No todo puede ser negativo cuando las televisiones ofrecen más acontecimientos deportivos que nunca y con una calidad de imagen nunca vista, cuando hay canales dedicados exclusivamente al deporte cubriendo desde torneos de tenis a mundiales de patinaje pasando por combates de boxeo o campeonatos de natación. No puede serlo cuando internet potencia la pluralidad y el diálogo y, si se busca bien, aún quedan periodistas íntegros e interesantes -más de lo que parece, aunque haciendo menos ruido- a los que seguir como la extensión perfecta a nuestra pasión deportiva.

Sin duda la red, con su profusión de foros donde los seguidores de cualquier deporte han podido intercambiar material y opiniones como forma extraordinaria de enriquecimiento y la expansión del formato blog que le ha dado voz a gente anónima pero con mucho y bueno que decir, ha cambiado para mejor el ecosistema del deporte. El acceso a información y opinión de calidad de medios extranjeros o de periodistas españoles concretos que dignifican la profesión, tales como Gonzalo Vázquez, Axel Torres, Santiago Segurola, Rubén Uría, Ramón Besa, Martí Perarnau y tantos otros, constituyen un fructífero terreno para los exiliados del manicomio más mediático.

En el fondo todo el conflicto parece fácil de explicar, y es que salvo estas excepciones comentadas donde la profesionalidad prevalece por encima de todo, lo gratuito o barato, por naturaleza, difícilmente puede ser bueno de veras. Los medios deportivos que permiten el acceso gratuito a su servicio se pliegan a llegar al mayor número de gente para sacar el más alto beneficio económico por publicidad aunque para ello haya que vulgarizar al máximo el contenido. Por contraposición los canales de pago como GolT o Canal Plus ofrecen una cobertura deportiva notable, como la ESPN en Estados Unidos o, en otros ámbitos, la HBO produciendo las mejores series de televisión. ¿Es concebible una web deportiva de pago aunque sea parcialmente? ¿Un periódico con un tratamiento imparcial de la información que tenga ventas suficientes para su subsistencia? ¿Es realmente posible otro periodismo deportivo de éxito? Son cuestiones de difícil respuesta, pero mientras alguien se decide a darles solución muchos seguiremos comprobando con lástima el maltrato deportivo de los grandes medios mientras nos recluimos en nuestros rincones de culto minoritario. Al fin y al cabo, más allá de todo aquello que lo rodea, el juego sigue siendo lo verdaderamente importante.

lunes, 19 de diciembre de 2011

sábado, 17 de diciembre de 2011

Esperanzas infundadas

A raíz de la entrevista realizada a Vicente del Bosque en jotdown.es, se me pasaron por la cabeza distintas conclusiones. Algunas las comparto aquí, otras en otra entrada que tengo a medio construir. Son vagas esperanzas las que tiene uno, pero cuando encuentra una señal, por pequeña que sea, es lógico ilusionarse por pensar que alguna vez puedan cambiar las cosas. Os dejo dos de las preguntas de la entrevista. Para leerla completa arriba tenéis el enlace:

No se trata de vivir de rifas, pero sí hay un maltrato al hincha con los estadios llenos de palcos exclusivos y el precio de las entradas. Ir al fútbol se está convirtiendo en un consumo de lujo.El fútbol es una gran industria, parecía que la llegada del marketing no iba suponer un encarecimiento de las entradas pero ha sucedido. No es nada bueno pero claro, hay grandes contratos y todos los espectáculos a los que vayas valen dinero; y el fútbol, sin perder su esencia de deporte, lo es.

La dimensión que ha alcanzado el fútbol no se contempla sin las clases menos pudientes para las que ahora es difícil ir al estadio.Sí, sí, aunque imagino que para el que es socio y hace sus previsiones de todo el año no sé si es tan gravoso, lo que sí se ha puesto desorbitado es el precio de una entrada para un partido. Para el socio creo que entra dentro de lo tolerable a pesar de las dificultades de todo el mundo. Cuando hablo de la balanza del fútbol hablo de la parte deportiva, pero la crisis se está notando mucho. El Salamanca, por ejemplo, atraviesa una grave dificultad. Se han perdido sponsors y la crisis inmobiliaria también le ha afectado por presidentes que se dedicaban a ello.


Lo primero que me satisfizo fue leer las cuestiones que plantea un ¡periodista! Sí, Ladislao Moñino, el mismo con el que tuvo un cruce de declaraciones Mourinho y que aceptó las posteriores disculpas del portugués, ha sido capaz de preguntar sobre el coste que supone ir a los estadios y mencionar el fútbol en términos populares. Al no ser común estas cuestiones y menos de la gente que está metida en el negocio (porque los periodistas son unos stakeholders más de la “empresa fútbol”) no dejó de llamar mi atención y aceptarlo como un pequeño oasis en esta sin razón capitalizada en la que se ha convertido el deporte.

Hay que aferrarse a este clavo ardiendo cuando lees la respuesta del seleccionador, que nos vuelve a poner los pies en el suelo. En su tono tenue y de querer agradar a todos, las palabras del salmantino recuerdan a aquellas de Luis Aragonés en el programa de “Tengo una pregunta para usted” en RTVE. “El sabio de hortalizas” dijo que el fútbol respondía a la ley de la oferta y la demanda. El tiempo quita la razón a la gente que tiene este argumento porque el fútbol gasta más de lo que genera, por lo tanto de lo que se demanda. Entonces ¿falla el capitalismo? No voy a entrar en estas cuestiones aquí, pero tal vez la situación económica europea y mundial sea la respuesta. Algo de cierto habrá en que bien no se hacen las cosas si leemos el editorial de Alfredo Relaño de hoy. Viene a decir que el fútbol en abierto está sentenciado porque cuesta más de lo que genera. La solución que plantean no es, como sería lógico según entiende mi mediocre lógica, pagar acorde los ingresos. No. Se cierra todo y el que quiera verlo que pague.

También ponen de manifiesto estas cuestiones los distintos y distanciados mundos que viven los que tienen un poder adquisitivo alto y los que no. Cuando dice el Marqués que las entradas para un partido son caras pero el abono no es tan gravoso, según con que perspectiva se lea la respuesta. Si se refiere a cuanto sale cada partido al sacarse el abono en comparación con el precio de las taquillas cada fin de semana, sí, no le falta razón. Pero a los socios, al menos del Real Madrid, cuando llega el mes de julio y toca renovar la cuota, según las circunstancias personales que esté viviendo el interesado, le podrá resultar más o menos complicado. Conozco casos en que sí lo son. Pero la realidad, se gane lo que se gane, es que baratos no son.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Bendita irracionalidad

Tras un duro fin de semana en cuanto a madridismo se refiere, una frase que leí a un conocido explicaba a la perfección mi estado moral hasta el martes por la mañana “…como cuando un bebé se queda dormido plácidamente después de berrear”, decía más o menos. El plomo se apoderó de mis pies fijándome bien al suelo por el que levitaba el viernes noche y sábado por la mañana.

Antes de acceder a mi localidad en el Palacio de los Deportes para el Derbi del domingo, compartía impresiones con un amigo entre cerveza y cerveza, cubata y cubata. Más allá del análisis futbolístico mostrábamos nuestro padecer, más que parecer, de los distintos resultados. La conclusión es la que he expresado aquí muchas veces ¿realmente merece la pena sentir así esto?

Buscas en lo más profundo de la razón y es ciertamente complicado darle una explicación lógica y razonada. Supongo que a muchos de los que leéis esto os habrá costado alguna vez explicar a otra persona que nos miran como “locos” lo que sentimos, como lo vivimos, el por qué de ciertos rituales, alegrías o decepciones.

Tras un lunes evitando por todos los medios la prensa, rehuyendo de las tertulias deportivas y acordándote de la familia del graciosillo de turno que nunca te habla hasta que pierde el Madrid, llega el martes por la tarde, 48 horas después de la segunda estocada, 72 de la primera, y te das cuenta que el ‘gusanillo’ vuelve a fluir en tu interior, la cabeza empieza a divagar y te entran unas ganas terribles del partido de vuelta en el Nou Camp. Incluso de que el bombo de la Copa me dé una alegría y nos los crucemos cuanto antes.

Algunos lo llamarán masoquismo. Yo lo veo como una condición sine qua non del madridista. Incluso del español si se me apura. En los 80 tomé conciencia del mundo y del Real Madrid y esa sangre combativa que veía en el campo y en la grada sigue latente en mis venas. Aún recuerdo cuando una persona muy allegada a mí, cuando yo no levantaba dos palmos del suelo, jugaba conmigo a las peleas, me inmovilizaba y me preguntaba “¿te rindes?”. La primera vez dije que sí. Sólo una. No volví a repetirlo. Me enseñó una frase que no olvidaré y que ha formado parte de mi carácter recordándola día a día ante distintas situaciones adversas: “¡NUNCA JAMÁS!”.

No entendería un Real Madrid acomplejado, rendido, con la rodilla clavada en el suelo. Me niego. Ese no sería mi equipo. No tendría sentido. Es más, me gustaría estar presente en la ciudad Condal, en el Orinal de Las Cortes, para sufrirlo en vivo y en directo. Sentir el sabor de la victoria en territorio enemigo tiene que ser un plato exquisito de paladear. No sé si será posible mi presencia por aquellas, pero intentarlo lo intentaré.

Ganar o no es otro cantar. Pero avanzada la semana, con certeza sé que compadezco a quien no vive así este mundo o en este mundo. En ciertas ocasiones la irracionalidad, si no se acompaña de bajas pasiones, conduce a la locura. Y como dijo aquel protestante de tierras “infieles”, la locura merece un elogio.

¡HALA MADRID!

martes, 13 de diciembre de 2011

Fotos Derbi

Estudiantes-Real Madrid. Diciembre 2011.

BERSERKERS


DEMENCIA


Fotos obtenidas de la web: http://www.agencialof.com/

lunes, 12 de diciembre de 2011

Al menos ganó el Castilla

Y es que el que no se consuela es porque no quiere. Sí, el Castilla ganó y me alegro. Pero si el viernes, cuando estaba alterado ante lo que se avecinaba, me dicen que nos van a mojar la oreja en el Clásico y en el Derbi, sobre todo en éste último, pienso que es una broma de mal gusto que por supuesto quedará ahí. Pues no. Lo de ayer sí fue de traca. Un equipo que es candidato al descenso nos ganó remontando un marcador bastante a nuestro favor con un segundo tiempo para olvidar en ataque y con una defensa que no se puede analizar porque no existió. Sobre baloncesto llevo tiempo queriendo expresar como lo veo porque nunca fui optimista con la gestión de este año pese a los bolos que se han marcado Rudy e Ibaka. Deseaba que se fuesen ya que quería ver las opciones reales de nuestro equipo y conocer de verdad hasta donde podemos llegar. Ahora es ventajista decirlo más cuando sólo se ha disputado un partido sin los NBA, pero la realidad es la que es y nuestro equipo está en un segundo escalón respecto a los aspirantes al título en España y Europa.

El equipo tiene jugadores interesantes. Yo estoy encantado con el mormón, Carroll. Pocius empezó bien con un gran partido en la Supercopa pero se ha mostrado irregular alternando grandes actuaciones con algunas bastantes lamentables. Los pívots que tenemos si les ponemos un pivón en bolas delante de ellos seguro que ni reaccionan. La producción de horchata se ha disparado con la llegada de Tomic y Begic. El primero mucha calidad pero la cara de bobo delata el ímpetu que emplea sobre el parqué. El segundo, bueno, nunca se le vio un primer espada, no le vamos a cargar a él todas las culpas. Desde mi humilde opinión y sin ser ningún experto en baloncesto, la salida de D’Or Fischer fue un error importante.

Llull sigue en su línea; mucho coraje con actuaciones más o menos acertadas. Pero su lucha no se puede discutir. Felipe está de capa caída, aunque siempre hay que agradecer la furia que derrocha defendiendo nuestra camiseta y lo grande que ha sido. Y el puesto de base es otra de las lagunas del equipo. Sergio Rodríguez nunca fue de mi agrado. Su fichaje fue incomprensible y si bien últimamente ha encadenado buenas actuaciones no espero que nos guíe hacia una Final Four, por ejemplo.

Rudy Fernández ya ha cruzado el charco y sin duda que se le extrañará. Si era necesaria esta pantomima que se ha hecho en Europa con el ‘lockout’, y en concreto en el Real Madrid, para que el año que viene sea jugador nuestro de pleno derecho, bienvenido sea. Pero ya hay voces que dicen que con la desbandada en Dallas Rudy gana enteros como jugador clave este año y en verano sería agente libre, por lo que subiría su cotización. ¿Pero no era ya jugador del Madrid? ¡Miedo me da! Nos la habrían vuelto a meter doblada si no juega las 3 próximas temporadas, como prometieron Juan Carlos Sánchez y sus secuaces. Vale, nos darían un pastón si no viene. Pero el Real Madrid no está mal de dinero y lo que realmente necesita son jugadores de primer nivel. Más si estos son españoles (de verdad, no Ibakas).

No, no ha sido el mejor fin de semana y es para olvidarlo en lo deportivo. Pero hay cosas que nadie podrá arrebatarnos a los que vivimos el deporte de una forma “distinta”. Cervezas bajo la lluvia, cubatas, humo, la garganta rota… Si por un lado no me explico por qué me afecta tanto lo que haga mi equipo y a veces deseo ser como esa gente “normal”, que dicen ser de X club pero luego se la suda, por otro no puedo evitar sentir compasión de ellos, esos “ciudadanos ejemplares”, porque no saben lo que se pierden.

¡HALA MADRID!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Esto no para

Y es así, como reza el título de esta entrada. ¡HOY ES DÍA DE DERBI! Las ratas nos esperan para volver a ponerles en su sitio. En el Real Madrid no hay tiempo para lamentaciones. Cuando recibes una hostia como la de ayer, te levantas y sigues peleando. Avanzas y avanzas, recibiendo pero para levantarse sin rendición. No conocemos ese concepto. Venceremos hoy, mañana y siempre. Porque sólo cae derrotado quien se resigna.


NUNCA HAY QUE RENDIRSE.
¡HALA MADRID!
¡PUTO ESTUDIANTES!
¡PUTA LA DEMENCIA!

Fotos de la calle (RMCF-PutaBarza)

Os pongo unas cutre-fotos tomadas con el móvil de las horas antes del encuentro en la calle. Pese a la intensa lluvia que caía el ambiente era el mejor que se puede vivir en estos momentos por Chamartín. Los jugadores, y esta vez el entrenador (todavía no entiendo la entrada de Khedira), no estuvieron ayer a la altura.

En estas fotos no se capta en su totalidad como estaba la calle en el paso del bus de los nuestros por el Fondo Sur. Bufandas al viento, bengalas ardiendo y las gargantas haciendo retumbar los edificios colindantes.


Non stop

Escribir esto con rabia no evita hacerlo reflexivamente. Es mi reflexión, personal y subjetiva, pero lo que aquí plasmo es lo que mis ojos me han presentado en los 90 minutos vividos hoy en el Bernabéu.

En ocasiones anteriores, sobre todo tras la retahíla de Clásicos de la pasada temporada, hablaba de arbitrajes que marcaron el sino de los encuentros y, por tanto, de las competiciones. Lo que realmente me duele hoy no es la derrota, que también, si no la sensación de impotencia que he visto en los jugadores de nuestro equipo frente a los del Barza. Una zozobra mental de los nuestros que me ha hecho removerme en lo más profundo de mi madridismo llevándome a pensar por unos instantes -¿seremos como los indios contra nosotros?-.

Otros Clásicos dieron mucho que hablar; unos porque si Mou se cagó al poner a Pepe en tal posición, otros que si nos metieron una manita por el culo, etc. etc. etc. Pero la realidad era que en ningún partido fuimos inferiores a ellos. Si los arbitrajes hubiesen sido equitativos los resultados finales habrían sido muy distintos. Sí, incluso el famoso 5-0. Las memorias son débiles y tienden a olvidar rápido, pero con el 2-0 en contra tuvimos al Barza encerrado y Valdés tendría que haberse ido a la calle en una jugada que en un alto porcentaje de posibilidades nos hubiese puesto 2-1 y con uno más.

Pero hoy… Sale un Real Madrid espléndido que en 25 segundos se adelanta en el marcador por hacer lo que todos pensábamos que haría durante los 90 minutos: presionar en todo el campo anulando al Barcelona. El Estadio se viene abajo tras fusilar Benzema a Valdés y ¿a partir de ahí? Lo que mis ojos vieron era un Barcelona temeroso, con sus centrales en el área pequeña y el balón pasando por los pies de su portero constantemente. En la cabeza culé se podía leer el pensamiento –a ver si nos la devuelven-, -¡madre mía! y quedan 89 minutos-. Incomprensiblemente el Real Madrid cede y cede metros mientras el Barza sigue ahogado en la propia colonia que mea su entrenador. Hasta que levantan la vista más allá del área y -¡arrea! Si ya no nos presionan-. Tímidamente se van acercando a nuestro campo y Cristiano les perdona la vida en una de nuestras salidas rápidas. Cuando nos queremos dar cuenta llega el descanso con el 1 a 1 y la gente mirándose ante lo extraño de lo acontecido sobre el verde.

Segundo asalto y seguimos regalando metros. Y ahora también podríamos preguntar ¿por qué? Y podría añadirse ¿por qué… tanta suerte? Justo la que tuvieron cuando se adelantaron en el marcador. Podemos lamentarnos de nuevo con la misma jugada que nos llevó del 2-2 al 1-3. Pero la realidad es que hoy el Real Madrid no ha hecho nada para ganar y la derrota es justa. Me atrevo a decir que más por demérito nuestro que por mérito de ellos.

Incido en lo que dije al principio de este texto de que mi temor no es tanto una derrota en un partido de Liga como que les entre a los jugadores el complejo de indio llorón que acampa en el Calderón. ¡Por ahí no paso! Dentro de unos meses en el orinal de Las Cortes veremos cuánto de cierto hay en mis temores o, esperemos, cuánto de humo. (Si el bombo de la Copa es caprichoso, a lo mejor hay que esperar menos meses de los que pensamos).

Sea lo que sea, estamos en una línea muy buena este año como para volvernos locos por un resultado. Hay que seguir. A fin de cuentas, lo importante es la crisis del Euro.

¡SIGUE REAL!

viernes, 9 de diciembre de 2011