sábado, 17 de diciembre de 2011

Esperanzas infundadas

A raíz de la entrevista realizada a Vicente del Bosque en jotdown.es, se me pasaron por la cabeza distintas conclusiones. Algunas las comparto aquí, otras en otra entrada que tengo a medio construir. Son vagas esperanzas las que tiene uno, pero cuando encuentra una señal, por pequeña que sea, es lógico ilusionarse por pensar que alguna vez puedan cambiar las cosas. Os dejo dos de las preguntas de la entrevista. Para leerla completa arriba tenéis el enlace:

No se trata de vivir de rifas, pero sí hay un maltrato al hincha con los estadios llenos de palcos exclusivos y el precio de las entradas. Ir al fútbol se está convirtiendo en un consumo de lujo.El fútbol es una gran industria, parecía que la llegada del marketing no iba suponer un encarecimiento de las entradas pero ha sucedido. No es nada bueno pero claro, hay grandes contratos y todos los espectáculos a los que vayas valen dinero; y el fútbol, sin perder su esencia de deporte, lo es.

La dimensión que ha alcanzado el fútbol no se contempla sin las clases menos pudientes para las que ahora es difícil ir al estadio.Sí, sí, aunque imagino que para el que es socio y hace sus previsiones de todo el año no sé si es tan gravoso, lo que sí se ha puesto desorbitado es el precio de una entrada para un partido. Para el socio creo que entra dentro de lo tolerable a pesar de las dificultades de todo el mundo. Cuando hablo de la balanza del fútbol hablo de la parte deportiva, pero la crisis se está notando mucho. El Salamanca, por ejemplo, atraviesa una grave dificultad. Se han perdido sponsors y la crisis inmobiliaria también le ha afectado por presidentes que se dedicaban a ello.


Lo primero que me satisfizo fue leer las cuestiones que plantea un ¡periodista! Sí, Ladislao Moñino, el mismo con el que tuvo un cruce de declaraciones Mourinho y que aceptó las posteriores disculpas del portugués, ha sido capaz de preguntar sobre el coste que supone ir a los estadios y mencionar el fútbol en términos populares. Al no ser común estas cuestiones y menos de la gente que está metida en el negocio (porque los periodistas son unos stakeholders más de la “empresa fútbol”) no dejó de llamar mi atención y aceptarlo como un pequeño oasis en esta sin razón capitalizada en la que se ha convertido el deporte.

Hay que aferrarse a este clavo ardiendo cuando lees la respuesta del seleccionador, que nos vuelve a poner los pies en el suelo. En su tono tenue y de querer agradar a todos, las palabras del salmantino recuerdan a aquellas de Luis Aragonés en el programa de “Tengo una pregunta para usted” en RTVE. “El sabio de hortalizas” dijo que el fútbol respondía a la ley de la oferta y la demanda. El tiempo quita la razón a la gente que tiene este argumento porque el fútbol gasta más de lo que genera, por lo tanto de lo que se demanda. Entonces ¿falla el capitalismo? No voy a entrar en estas cuestiones aquí, pero tal vez la situación económica europea y mundial sea la respuesta. Algo de cierto habrá en que bien no se hacen las cosas si leemos el editorial de Alfredo Relaño de hoy. Viene a decir que el fútbol en abierto está sentenciado porque cuesta más de lo que genera. La solución que plantean no es, como sería lógico según entiende mi mediocre lógica, pagar acorde los ingresos. No. Se cierra todo y el que quiera verlo que pague.

También ponen de manifiesto estas cuestiones los distintos y distanciados mundos que viven los que tienen un poder adquisitivo alto y los que no. Cuando dice el Marqués que las entradas para un partido son caras pero el abono no es tan gravoso, según con que perspectiva se lea la respuesta. Si se refiere a cuanto sale cada partido al sacarse el abono en comparación con el precio de las taquillas cada fin de semana, sí, no le falta razón. Pero a los socios, al menos del Real Madrid, cuando llega el mes de julio y toca renovar la cuota, según las circunstancias personales que esté viviendo el interesado, le podrá resultar más o menos complicado. Conozco casos en que sí lo son. Pero la realidad, se gane lo que se gane, es que baratos no son.

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