Esta semana debutamos en la Euroliga contra el Khimki de Rusia en su cancha. Esta no es que sea la gran noticia. Lo destacable es que empieza una Eurliga especial, diferente. Yo la llamaría como el título de esta entrada; La Euroliga de la Ilusión. Siempre que empieza esta competición pienso lo bonito que sería estar en la Final Four, no digamos ya hace dos temporadas que se disputó en Madrid. El año pasado estuvimos cerca, muy cerca. Jugamos contra el Olympiakos y nos ganaron los árbitros ¿excusas? No, realidad.
Pero ¿por qué esta año es diferente a los demás? Porque así hace que lo sea el entrenador que hemos contratado, el dinero que se ha invertido y los jugadores que hemos traído. Además, no nos engañemos, los que dirigen ahora el baloncesto madridista no piensan en hacer grande al Madrid en 5 años. Quieren la victoria inmediata porque para eso ha sido contratado el mercenario de Maceiras. Que nadie se lleve las manos a la cabeza por esta expresión. Que le llame mercenario no es más que decir lo que realmente es, esto no quiere decir que lo haga ni bien ni mal. Si al final nos da títulos, bien ganado tendrá su sueldo y podrá volverse a Barcelona con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Después de los años de ostracismo que ha vivido la sección de baloncesto. Tras el despertar y quedarse estancado yo veo con buenos ojos el proyecto que se está llevando a cabo. Y aunque ha muchos nos hayan disgustado ciertas cosas todos coincidimos en que era necesario lo que se ha hecho, que es lo que llevábamos reclamando desde hace demasiado tiempo. Sólo porque este año sí, nos vemos más cerca de París que nunca, merece la pena el trabajo en los despachos. Ahora toca corroborarlo en la cancha, que es donde se ganan los partidos (esperemos que a los equipos rivales y no a los de naranja).
Yo tengo muchas esperanzas puestas en esta edición. Tenemos motivos para tener ilusión. Ya cuento las horas para volver a escuchar el "Devotion".
¡HALA MADRID!
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