Lo vivido ayer en el Bernabéu es de los partidos que quedarán en la memoria de la gente cuando se hable de remontadas. Muy parecido a lo que sucedió el año de Capello, donde también dimos un repasito al equipo de Nervión con el 14 en plan estelar. Tal vez ayer tuvo más de épica por eso del 2-0 en contra y el gol de Rafa (como me alegro por él) en el minuto 92.
Van der Vaart es un jugador expléndido. Aquí en Madrid ya ha dejado muestras en las primeras jornadas de la temporada pasada, jugando fuera de su posición, y durante la baja de Kaká en la presente. Ayer volvió a demostrar de que pasta está hecha este jugador por cuyas venas corre sangre española. Con la selección holandesa acostumbra a dar recitales incluso cuando los medios de aquí le tildaban de jugador mediocre y en nuestro equipo apenas gozaba de minutos. Al igual que se achaca a los jugadores el bajo rendimiento debido a la fiesta nocturna u otros quehaceres que les alejan de sus responsabilidades, pueden darse circunstancias personales poco agradables que eviten la concentración de un jugador o cualquier persona en su profesión. Este es el caso de VderV, quien ha pasado un año complicado por la dura enferemdad de su mujer, de la cual se ha recuperado.
Juego y casta. Una mezcla que ha hecho grande al Madrid y casi impareble y que ayer pusieron en liza los 14 jugadores que estuvieron en el campo. Importante recuperar estas sensaciones de cara al miércoles.
Abajo, foto de la remontada al Sevilla, también 3-2 final, hace tres campañas, con Fabio en el banquillo (me pongo en pie) y Van Nistelrooy, Robinho y Ramos como goleadores, contrarestando el gol de Maresca (golazo) y el de Renato en el tiempo de desecuento.
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