Tener a uno de los mejores jugadores del mundo, si no el mejor, debería de suponer una diferencia definitiva cuando se tiene un esquema de juego definido. Si este no funciona o se atasca en un momento dado el disponer de ese jugador debe de valer para hacerte llevar el pato a la cazuela. Sin embargo en este Real Madrid sucede lo contrario. No hay nada que reprochar al rendimiento que está dando Cristiano Ronaldo desde que llegó el verano pasado. Tal vez el único pero es que cuando Pellegrini le situó en banda no se pegaba a la cal buscando siempre la diagonal. Lo bueno sería alternar lo uno con lo otro. El problema que detecto al equipo viene por culpa de Pallegrini, que parece que se pierde cuando tiene la oportunidad de alinear al portugués.
Nos plantamos en Mestalla o Riazor, por poner dos ejemplos, y el Madrid borda el fútbol ofreciendo un recital de circulación de balón y de apertura del campo aprovechando esa simple maravilla que ofrece un terreno de juego llamada banda. Coincide justo con las bajas por diversos motivos de Ronaldo. Cuando está el equipo engrasado y funcionando, por nuestra cabeza pasa la idea de que si ahora jugamos así, como será esto con el 9. La leche, se supone. Sin embargo el efecto es el contrario. Se acaban las bandas. Se olvidan de la circulación de balón. Todo transcurre por el centro con un fútbol excesivamente directo que hace que nos estrellemos una y otra vez con la maraña de defensas rivales. Véase Pamplona, San Mamés… o lo sucedido esta noche en Gerland. El equipo francés planteó un partido muy serio, sabiendo lo que tenía que hacer y demostrando que su entrenador se ha visto unos cuantos vídeos del Madrid con Cristiano. Pero tampoco vayamos de novatos. Sabíamos como iba a jugar el Olympique.
Las posesiones del Madrid no duraban más de 20 segundos. Buscamos el juego directo con las infinitas paredes en la frontal que sólo llevan a la desesperación de nuestros delanteros. Las bandas inutilizadas. Cuando iban a subir los laterales ya habíamos perdido el esférico. La calma brilló por su ausencia cuando era el arma a emplear. Moviendo, moviendo y moviendo te hubieses ahorrado los endiablados contragolpes y les hubieses vuelto locos obligándoles a correr persiguiendo sombras hasta que se agotasen. En una de esas aparecería el hueco y ¡zas! Asestas el golpe de gracia. Pero nada de esto se vio. Esta mañana leía en el blog de “Planeta Axel” que cuidado a las embestidas de Govou por el flanco que “defiende” (lo pongo entre comillas) Marcelo, quien será baja en la vuelta. Tampoco es imprescindible. No se equivocaba Axel Torres en lo que decía y Pellegrini supo contrarrestar este hándicap con un movimiento coherente a la par que inteligente. Garay me encanta el resultado que está dando y junto con Albiol ofrecen una seguridad defensiva impensable en la pareja tiempo atrás. ¿Sabrá ver el míster otro tipo de situaciones que afectan al juego de ataque y cuya solución también está basada en la coherencia?
No puede ser que un tío como Cristiano Ronaldo sea el causante de los desajustes del equipo. Eso se lo tiene que hacer mirar el chileno y tomar ya una decisión, la cual creo que no es muy complicada pero que si no se lleva a cabo nos puede meter en más de un problema. Ahora queda un partido de vuelta que se supone se debe de remontar sin problemas, pero tras cinco años cayendo en octavos y con una situación muy similar a la de hace dos ante la Roma puede aparecer la ansiedad y el nerviosismo en el público de Chamartín si no se encarrila pronto el resultado. Xabi Alonso se apunta a agravar un poco más la situación con su baja por acumulación de tarjetas. Esperemos que sea la única, junto a la mencionada de Marcelo, aunque con el nuevo sistema de la UEFA, que hace esperar casi un mes para el desenlace, quien sabe lo que puede pasar de aquí a allí. Siendo positivos, la vuelta de Gutiérrez.
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