martes, 23 de octubre de 2012

El indomable CR7

Mirada chula, acento de portugués desheredado, look de extrarradio, hortera nuevo rico, … Tienes todos los componentes necesarios para desplumarte cada vez que tuviese que hablar de ti. Pero no puedo. Para alterar más mi dualidad interior respecto a tu persona, te empeñas en correr detrás de cada balón como si fuese el último que vas a tocar. ¡Vete al cuerno! Deberías de quedarte quieto, sin presionar ni correr detrás de la bola mientras yo me exaspero dándote lecciones de madridismo desde la grada, sin que tú me oigas, pero al terminar miraría a mí alrededor y pensaría “ya le he puesto las peras al cuarto al inadaptado este”.

¿De qué vas? No puedes plantarte aquí con esas pintas y ese porte y batir todos los promedios goleadores de mi Club. No puede ser que cuando todos te critican por cosas que aparentas, pero que no has hecho en público, lleguen tus compañeros y suelten que eres la mar de majete. Desde luego te has propuesto una cosa, romper con todo. Con los pronósticos y con los estereotipos.

Vale. Pongamos que vistes de azulgrana. Estaría poniendo en tela de juicio tu sexualidad de continuo. Alimentaría la rumorología respecto a las noches que hubieses acompañado a Guardiola a su alcoba. Pero por otro lado estaría jurando en arameo, frotándome las cejas suavemente con el índice y el pulgar mirando despistadamente al suelo en un franco gesto de no quiero ni verlo, mientras pides calma, calma, dirigiéndote a la grada del Bernabéu. Además, a diferencia de con tu compañero argentino en esta fábula, Messi, Xavi Hernández sale diciendo que eres un tipo sensacional pero que solo el 2% e la población mundial puede entenderlo.

No, Cristiano ¡No! No puedes llegar aquí así, hacer lo que estás haciendo y luego pretender que te critique. A veces te esmeras, eso es cierto, haciéndome creer que estás triste, bribón. Pero rápido te sale esa sonrisilla de niño travieso que expresa un “vale, me has 'pillao'”. Nada como ponerte delante del que realmente no es tu compañero, sino tu rival, y del que sus compañeros no hablan tan bien cuando les preguntan por él en el ámbito personal. Sobre el seny y esas cosas que ni tú ni yo comprendemos.

Tú, portuguesito, la gente quiere hablar mal de ti y lo impides. Solo consientes que te critiquen los que te temen. Revientas sus ilusiones como las redes de sus porteros y querrás que te aplaudan. No, Ronaldo, no. Así no son las cosas. Deja que te odien porque eso te hace feliz. Yo te odiaría con gusto, te lo juro, pero tú me lo impides aunque te lo propongas. Cuando coreo tu nombre no es para desagradarte, lo hago por mí, para que en un futuro, cuando mis nietos lean tu siglas, CR7, en los libros de historia del fútbol o del Real Madrid, no quedar como un cínico diciendo “yo le vi jugar en directo. En nuestro Estadio”.