miércoles, 23 de enero de 2013

Hay cosas que son, o deberían ser, para toda la vida

-Tengo un par de tarjetas para mí y para tu buen y fiel maridito en Ibrox en la grada vieja.
-¿Qué?
-El fútbol. Glasgow Rangers F.C.
-¿Eh?
- Es una buena manera de pasar un día- dice Hugh tímidamente.
-  Pero tú eres hincha del Dunfermline. ¡Siempre fuiste hincha del Durfermline!- Por alguna razón eso me hace enfadar, no sé por qué. -Tú solías llevarme al estadio de East End... cuando éramos...
No puedo terminar la frase.
-Ya, cariño, pero el Dunfermline...  quiero decir, en realidad nunca fui tan hincha suyo; era simplemente el equipo de casa. Pero todo eso ya ha cambiado, ya no hay equipos locales. Hay que apoyar a Escocia en Europa, una verdadera historia triunfal para Escocia. Además, tengo mucho respeto por David Murray y en Ibrox saben cómo organizar una buena oferta de hospitalidad. Los Pars... bueno, eso es otro mundo... además, en el fondo siempre he sido un poco patriotero.
-Tú eras hincha del Dunfermline. Tú y yo. Recuerdo cuando perdieron aquella final de Copa contra los Hibs en Hampden. Te destrozaron el corazón. ¡Lloraste como un chiquillo!
Moll sonríe al oír esto y Hugh parece inquieto.
-Querida, realmente no creo que Bill y Moll quieran oírnos discutir de fútbol... además, a ti nunca te ha iteresado de verdad el fútbol... ¿de qué va todo esto?
-Ah, no es nada...- concedo de mala gana.
Ya está. Se puede perdonar a un hombre que cambia de mujer, pero a un hombre que cambia de colores..., eso demuestra falta de carácter. Es un hombre que ha perdido toda perspectiva de lo que importa en la vida. Nunca podría estar con alguien así.
 
Éxtasis, Irvine Welsh

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