Todavía hay en este país, la mayoría mejor dicho, quien piensa que la policía es garante de seguridad. Unos pocos sabemos que esto no es así, sobre todo cuando la U.I.P. anda metida de por medio. Este cuerpo recluta a una serie de analfabetos, malas bestias y mono neuronales a los cuales se les entrega sin reserva el uso legítimo de la violencia para que hagan uso de la misma cuando, donde y contra quien les venga en gana. En ambientes deportivos este derroche de fuerza alcanza su cenit. Podemos incluir también manifestaciones de diversa índole, pero según el palo de estas su actitud será una u otra. Pero en eventos deportivos siempre están de acuerdo.
Se suponen muchas cosas, como que no pueden usar la violencia atacando, sino solo defendiéndose. Que no pueden golpear con sus porras por encima de la cintura. Que el único objetivo es disolver a una masa cuando esta altera el orden público, no atacarla… y mil cosas más podemos suponer o pueden escribir con títulos de leyes. ¡Qué más da! Total, no las respeta ni uno. La actitud policial el día del Olympique de Lyon fue bochornosa. Pues parece que será la línea a seguir. El día del Barsa en el Bernabéu se superó, creando sensación de inseguridad y peligro entre el personal que disfrutaba tranquilamente de unas cervezas, cánticos, un gran ambiente y ganas de fútbol y cachondeo con los colegas. Como la tarde andaba tranquila y los pitufos aburridos algo había que hacer para entretenerse. Aparecieron y la jodieron. Amenazas a viandantes. Algún porrazo suelto a quien no abandonaba el lugar donde tranquilamente charlaba sin que nada ni nadie perturbase el orden establecido… Nada nuevo bajo el sol. Esto que se narra podría ser una tarde cualquiera en cualquier otro recinto de la geografía española. Seguro que quien lea esto está pensando en más de una ocasión donde ha observado o se ha visto envuelto en alguna similar.
Otros días toca poner el culete frente a las fuerzas extranjeras y pagarlo con los ciudadanos que les pagan su sueldo. Ahora en concreto hablo del día del Maccabi en Vistalegre. Venía el Mossad y tocaba lamerla bien. A gusto del judío. De nuevo exceso de celo con cacheos indiscriminados, miradas de chungo, toques intimidatorios… y los de traje llegados de la “tierra prometida” paseándose como ‘Pedro por su casa’. Todavía no tienen claro que esto es competición europea y esta no es su casa. No son bienvenidos.
Esto va a más y no tiene freno, de momento. Simplemente intentar resistir siguiendo con el estilo y forma de vivir habitual que tenemos cada uno, sin que nada nos tenga que imponer que decir, que pensar o a quien y como aplaudir. Al menos, cuando vestían de gris se sabía lo que había. Eran lentejas. Pero hoy todo es hipocresía. Democracia y libertad. ¡¡Los cojones!!
ODIO A LA U.I.P.
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