El lector estará cansado, y avanzo que se cansará mucho más,
de leer en el blog esto sobre el fútbol moderno, aquello sobre Florentino Pérez,
lo de más allá de la RFEF-FIFA-UEFA y lo otro de los periodistas. Reflexionando
con sosiego, la retahíla de críticas puede radicar también en el paso de los
años. Según vamos dejando atrás el día en que venimos al mundo, perdemos
inocencia. Lo que veíamos mágico, como la Navidad, se convierte rutinario,
mundano, algunas cosas incluso asquerosas. Nos damos cuenta de las mentiras que
nos clavan día a día los que mueven el cotarro. El espíritu crítico se afina
poco a poco y nos vuelve inmunes a pequeños detalles, gestos o circunstancias
que podrían convertir nuestra existencia levemente más agradable.
Sin embargo, hay días en los que suena el despertador y te
levantas de un salto, chocando con lo habitual, que es arañar segundos al
tiempo y ganas de estampar contra la pared el reloj. Cuando enciendes el grifo
de la ducha te sientes ya despierto, vivo. Dentro de tu cabeza suena una
musiquilla, puta musiquilla que acompañará todo el día y esta tarde hará
temblar los cimientos del Bernabéu. Entonces te das cuenta que no todo está
perdido, todavía hay dentro de ti esa ilusión de un niño que un día nos
acompañó a menudo y hoy, por desgracia como algo más excepcional, se vuelve a
presentar para compartir juntos un día especial.
Las obligaciones ya no permiten esas escapadas del colegio
que se hacían con 13-14 años en días como este, para recorrer la ciudad
buscando a gente de las aficiones rivales, que teñían la ciudad con sus colores
y colaboraban a ese ambiente distinto. De noches europeas. Realmente sólo
servía para aumentar la ansiedad y que el día fuese más largo hasta la hora del
partido. Aquellos días traen imágenes a mi cabeza de Hooligans borrachos
tirados en la Plaza Mayor, cubregradas de la Gate 7 cubriendo la fachada entera
del hotel donde se hospedaban, alemanes abarrotando cervecerías,… Algo poco
usual por estos lares y que contribuía a ese fútbol distinto. El reservado para
unos pocos. La Copa de Europa. Tal vez, de lo que no eran conscientes aquellos
visitantes mientras se acercaba la hora del partido, es que el Bernabéu, por
aquellas, era lo más parecido al infierno que existía para los equipos rivales.
De eso, por desgracia, hace mucho ya. Incluso pensándolo parece que queda más
lejano de lo que los años marcan. Todos sabemos cómo están las cosas en el
presente. La realidad, sin embargo, indica que hoy jugamos un partido que
llevamos mucho tiempo anhelando.
El duro deambular por el desierto deportivo tiene su cara
positiva cuando se vuelven a disputar las competiciones hasta las últimas consecuencias.
Es obvio que no se vivía igual un partido cuando llevábamos años sin gana Copa
de Europa que cuando teníamos 3 en 6 años. Tras un proceso desagradable, hemos
vuelto. Deseo que para quedarnos. Y tal vez las sensaciones, ganas e ilusión
sean más parecidas a las de la primavera del 98 que a otras citas de esto
últimos tiempos, sin duda grandes, pero de un calibre y sabor distinto.
Espoleados por lo ocurrido el sábado, las palabras de los jugadores en medios
de comunicación y redes sociales, por un rival detestable y porque hay que
remontar, nuestro sino, esta noche espero una excepción en Chamartín. La
ilusión de un niño que siento hoy me hace creer que mi día acabará acostándome finalista
de la Copa de Europa y con la garganta rota. Como antaño. Como lo que conocí
cuando era niño.
No he querido hacer una arenga citando la historia de
nuestras gloriosas tardes europeas. La historia se escribe día a día y hoy, por
la noche, no es momento de sentarse a leer lo que un día fue. Si no de coger
bolígrafo y papel para entre todos escribir un nuevo capítulo que engrandezca y
ennoblezca la leyenda. Que en un futuro, ante envites similares a los de hoy,
se tenga que recordar este encuentro como el que nos condujo al éxtasis. ¡A LA
DÉCIMA!
Hoy, la historia, sirve para retomar antiguas ilusiones. La
ilusión de un niño. Mostremos a los que en la actualidad tienen 13-14 años lo
que es una noche europea, para que dentro de unas décadas puedan sentir lo que
sentimos hoy los que llevamos más años bregando. Que en nuestros jugadores cuando
salten al campo a las 20:40h. se pueda deducir esa ilusión de un niño ¡para que
jueguen como hombres!
¡HALA MADRID!
1 comentario:
Amen camarada, Amen!!!
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