Antes del nacimiento del fútbol tal y como lo entendemos hoy en día, allá por mediados del XIX en las islas británicas, se conocían distintas variantes, tantas como lugares en las que se practicaban. Acabarían desembocando en lo que luego sería el football por un la dado y el rugby por otro. En Derby, localidad inglesa del centro del país, se enfrentaban dos parroquias locales practicando un deporte parecido. Estos enfrentamientos entre vecinos dieron nombre a lo que hoy veremos en el Calderón. Un partido entre equipos de la misma ciudad. A otros encuentros se les podrá llamar Clásicos, partidos del siglo, o como se desee. Pero los Derbys son solo entre equipos de la misma localidad.
En Madrid, capital de las Españas, como se diría antaño, amanece un día normal. Por la idiosincrasia de nuestras gentes no da sensación de una ciudad dividida en dos por el fútbol. Por las calles no encontramos, como en Atenas, innumerables pintadas de los eternos rivales pisándose unas a otras. La gente no va con bufandas al trabajo. En el metro, a primera hora, parece un día más. Pero los que vivimos el fútbol de “una forma diferente” estamos deseando, nada más levantarnos, que el sol se ponga. Eso significará que el partido está cerca. Estos días se hacen largos.
Se echan en falta esos desplazamientos masivos de antes. Las tensiones propias de estos encuentros de principios de los 90. Aún con todo, no deja de ser un partido distinto. De los que se esperan durante toda la temporada y el primero en fijarte cuando sale el calendario en verano. Desde 1999 llevan los indios sin ganarnos. Estadísticamente debería de estar cerca su victoria, pero la realidad es que los años pasan y todo sigue igual. Algún día caerá, digo yo. De todos modos hoy no es el momento. La Liga alcanza su cénit y los que acampan en el Manzanares están más preocupados de ahogarnos el título que de sus objetivos personales. Recuerdo que viví en directo la última victoria bastarda. Por avatares que no vienen al caso, me tocó compartir asiento con un indio. Todo esto previo aviso de que sentadito aunque marcasen. Nos adelantamos en el marcador, gol de Morientes. Se ponen 1-2 los colchoneros y este personaje, sin inmutarse por lo comentado anteriormente, se me acerca al oído y me suelta: “ya nos podéis meter cinco”. No pude por menos que desternillarme. “¿Tan pobres sois?” Respondí. Sí, al final de temporada se demostró con su “¿añito en el infierno?”. ¡Fueron dos!
Aquel año ganaron en el campo. Aunque en la calle debieron dejarse algo olvidado, como se ve en la foto que adorna esta entrada(US en el lateral con las pancartas robadas al FA. Año 1999). Son inferiores. Eso, ganen o pierdan hoy, es obvio. No negaré que echaba en falta algo más de nivel en ellos para darle picante a la contienda y que supiese mejor la victoria. Pero hoy, por la emoción del campeonato, la salsa se sirve sola. Quién sabe, lo mismo el Cholo envió a su mujer al hotel de concentración madridista y nuestros jugadores están reventados a la hora del choque, tras estar sin pegar ojo toda la noche. Ahí puede venir la sorpresa. Por lo demás, aún poniéndonos en lo peor, mañana nos levantaremos líderes. Aún tendría que dar más conciertos de jazz, como diría Ramón Besa, el Barza para superarnos. Quien prefiera disfrutar, le recomiendo el Rock & Roll. Le recomiendo el RMCF.
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