"Sports y Autoritarismos: la utilización del deporte
por el comunismo y el fascismo", Alianza Editorial, es un libro editado en el año 2002 y que
se centra en el periodo de entre guerras; sobre como las distintas naciones, de
diferentes posiciones políticas, pretendían arrimar el deporte a su interés con
fines propagandísticos y de relaciones internacionales. Está dirigido por Teresa González Aja.
El título puede conducir a equívocos. No solo se centra en
el fascismo, nazismo y comunismo, que gozan de capítulos propios, sino que
también indaga en como las democracias y distintos movimientos católicos proyectaron
su sombra sobre lo que empezaba a convertirse en un entretenimiento de
masas. Se desmonta el tópico de que
fueron las dictaduras italiana y alemana los primeros en usar el sport con tal fin. Se concluye de este
estudio que fueron las democracias los primeros que vieron las ventajas que
ofrecía la actividad física como formación de voluntades nacionales, como
muestra de desarrollo frente a países vecinos y para establecer vínculos
diplomáticos. Es interesante leer el conflicto entre distintas federaciones con
los ministerios de exteriores de sus propios estados: choque de intereses
políticos y deportivos o la organización de los eventos son los habituales.
Por otro lado, el libro ha despertado una duda tras leer el
capítulo de el deporte bajo el franquismo. En los otros temas no estoy
familiarizado en profundidad, por lo tanto es fácil que me crea lo expuesto.
Pero en el caso de este capítulo en concreto, se cae en todos los tópicos
existentes respecto a lo del Real Madrid igual a equipo del Régimen. Es
innegable que desde el Movimiento Nacional se quiso usar las cinco Copas de
Europa para vincularlo con las bondades que se querían vender al exterior. Pero
no se trata desde este punto de vista. Apenas se nombra de refilón al Atlético
Aviación, el verdadero centro de las atenciones políticas para crear un equipo
del gobierno. No se nombran las ampollas que levantaba Don Santiago Bernabéu,
monárquico convencido y confeso, entre las autoridades políticas y deportivas.
Se habla del Barza y el Athletic como equipos enfrentados al régimen por su
independentismo inherente, pero nada de donde salió la financiación del Camp
Nou ni de que en su día la gente era del equipo de su pueblo y luego del Madrid
o del Bilbao. Con verdades a medias u omisión de datos, este capítulo es el
punto negro que encuentro al libro; el cual recomiendo pese a las dudas
planteadas. Hay que tener en cuenta también que cada tema está realizado por un
autor distinto, los cuales tendrán cada uno sus virtudes y sus defectos.
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