jueves, 9 de mayo de 2013

La Octava Copa de Europa 1994-95

Biriukov y Antúnez con el trofeo.
Como en el presente, la Copa de Europa se hizo esperar desde que se consiguiese la séptima. Quince años nada menos, no sin obtener títulos europeos en este periodo. De las cuatro Recopas de Europa tres se consiguieron entre los años 1984, 1989, 1992. Hay que añadir la Copa Korac que se ganó en la temporada 87-88 y el Campeonato Mundial de clubes de 1981. Pero el Real Madrid sentía la necesidad vital de volver a levantar una nueva Copa de Europa.
Solo hay uno que tiene tantas Copas de Europa como el Madrid, no es una institución en sí, si no una persona física, aunque dentro del baloncesto se le pueda considerar como tal. Hablamos de Obradovic, con ocho coronas a sus espaldas. La primera la consiguió con el Partizan de Belgrado en 1992. La segunda en 1994 con el Juventud de Badalona. Y se tenía claro que si se quería volver a reinar en Europa, el serbio era el hombre indicado para hacerlo.
 Todo este panorama vienen dentro del triste contexto que supuso el fallecimiento de Mariano Jaquotot, a los 44 años, en agosto del 94. Quien fuera vicepresidente de Ramón Mendoza y firme sucesor a la presidencia del Club, fue superado por un cáncer. El principal varapalo vino en la sección de baloncesto, de la que se encargaba personalmente. Antes de fallecer, Jaquotot vio realizado su sueño de devolver al RMCF a la cumbre nacional del baloncesto y fue quien sembró el éxito de Zaragoza contratando a Zeljko. Su fallecimiento supuso un terremoto en la directiva, ya que sin él muchos miembros de la Junta no querían continuar. Ramón Mendoza gana las elecciones del 95 y nombra manager de la sección a Pedro Ferrándiz.
Antonio Martín exultante de alegría mientras
Arlauckas y Cargoll lo celebran con Obradovic.
El equipo se completó con la llegada del escolta formado en la cantera del club blanco,  Javier García Coll, y Herman Henry, en mitad de temporada. El camino por la Liga y la Copa fue tortuoso, cayendo con el Taugrés en las semifinales de la competición copera y con el Barza, también en semifinales, de la Liga.
La contrapartida se dio en el viejo continente. Tras una fase de grupos que se pasó sin mayores complicaciones, llegaba el escollo de verdad en cuartos, la Cibona de Zagreb. Sin embargo, el conjunto blanco continuó con pies de plomo por Europa y no dio opción a los croatas. Se deshizo de ellos ganando los dos partidos. La ida se disputó en Zagreb, donde el resultado fue de 78-82. La vuelta, en la capital de España, reflejó en el marcador un 82-70 inapelable.
Sobonis, Biriukov, Martín y Lasa con el presidente
Ramón Mendoza.
Y así, tras quince años esperando ese momento, el Real Madrid volvía a competir en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza por el título. En semifinales esperaba el Limoges francés, quien infundía profundo respeto ya que en la 'Final Four' de Atenas '93, dos años antes, fueron quienes apearon a nuestro equipo también en semifinales. Para más inri, la otra semifinal enfrentaba al Panathinaikos contra su eterno rival, el Olympiakos. Los del Pireo fueron quienes nos eliminaron en cuartos de la edición anterior. El Derby griego estuvo interesante tanto en la cancha como en las calles. El Olympiakos eliminaría al PAO por 58-52.
El respeto inicial que sentían los madridistas por el conjunto francés no fue tal en la cancha, imponiéndose por un 62-49 que no dejaba lugar a dudas. Real Madrid vs. Olympiakos sería la gran final. El tercer y cuarto puesto se resolvió con un  91-77 a favor del Panathinaikos.
Ritual de campeones. Antúnez
cortando la red.
El partido se disputó el 13 de abril y supuso, junto con la Séptima Copa de Europa de fútbol tres años después, el día más importante de toda una generación de madridistas que no habíamos podido vivir en directo las sensaciones de conseguir una Copa de Europa. Ya no solo nos sentíamos los más importantes a nivel histórico, sino también en el presente. El Real Madrid se impuso 71-63, con la actuación estelar de Arvydas Sabonis, quien fuera máximo anotador del partido, 23 puntos, y el MVP de la final. El peso en el ataque recayó sobre el jugador lituano y en Joe Arlauckas. En defensa la consigna era detener a Fassoulas, Volkov y al anotador de los griegos, Eddie Johnson. Esta labor se encomendó al gran defensor Ismael Santos, desarrollando su labor a la perfección. La dirección del juego fue de la mano de Antúnez, quien leyó cada instante de partido de forma adecuada.
En el quinteto ideal de la 'Final Four' cuatro plazas fueron ocupadas por madridistas: Arlauckas, Santos, Sabonis y Antúnez, acompañados de Johnson.
Hasta hoy es la última Copa de Europa conseguida, lo que nos sigue manteniendo como el máximo referente europeo en cuanto a palmarés. Este fin de semana, en Londres, puede seguir escribiéndose la historia del Real Madrid Club de Fútbol con letras de oro. Esperemos que este octavo episodio de la serie que he titulado como "Reyes de Europa", no sea el último y el lunes que viene tenga que escribir el noveno.
¡HALA MADRID!
¡REYES DE EUROPA!
 
 
 
 

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