Biriukov y Antúnez con el trofeo. |
Como en el presente, la Copa de Europa se hizo esperar desde
que se consiguiese la séptima. Quince años nada menos, no sin obtener títulos
europeos en este periodo. De las cuatro Recopas de Europa tres se consiguieron
entre los años 1984, 1989, 1992. Hay que añadir la Copa Korac que se ganó en la
temporada 87-88 y el Campeonato Mundial de clubes de 1981. Pero el Real Madrid
sentía la necesidad vital de volver a levantar una nueva Copa de Europa.
Solo hay uno que tiene tantas Copas de Europa como el
Madrid, no es una institución en sí, si no una persona física, aunque dentro
del baloncesto se le pueda considerar como tal. Hablamos de Obradovic, con ocho
coronas a sus espaldas. La primera la consiguió con el Partizan de Belgrado en
1992. La segunda en 1994 con el Juventud de Badalona. Y se tenía claro que si
se quería volver a reinar en Europa, el serbio era el hombre indicado para
hacerlo.
Todo este panorama
vienen dentro del triste contexto que supuso el fallecimiento de Mariano
Jaquotot, a los 44 años, en agosto del 94. Quien fuera vicepresidente de Ramón
Mendoza y firme sucesor a la presidencia del Club, fue superado por un cáncer.
El principal varapalo vino en la sección de baloncesto, de la que se encargaba
personalmente. Antes de fallecer, Jaquotot vio realizado su sueño de devolver
al RMCF a la cumbre nacional del baloncesto y fue quien sembró el éxito de
Zaragoza contratando a Zeljko. Su fallecimiento supuso un terremoto en la
directiva, ya que sin él muchos miembros de la Junta no querían continuar. Ramón
Mendoza gana las elecciones del 95 y nombra manager de la sección a Pedro
Ferrándiz.
Antonio Martín exultante de alegría mientras Arlauckas y Cargoll lo celebran con Obradovic. |
El equipo se completó con la llegada del escolta formado en
la cantera del club blanco, Javier
García Coll, y Herman Henry, en mitad de temporada. El camino por la Liga y la
Copa fue tortuoso, cayendo con el Taugrés en las semifinales de la competición
copera y con el Barza, también en semifinales, de la Liga.
La contrapartida se dio en el viejo continente. Tras una
fase de grupos que se pasó sin mayores complicaciones, llegaba el escollo de
verdad en cuartos, la Cibona de Zagreb. Sin embargo, el conjunto blanco
continuó con pies de plomo por Europa y no dio opción a los croatas. Se deshizo
de ellos ganando los dos partidos. La ida se disputó en Zagreb, donde el
resultado fue de 78-82. La vuelta, en la capital de España, reflejó en el
marcador un 82-70 inapelable.
Sobonis, Biriukov, Martín y Lasa con el presidente Ramón Mendoza. |
Y así, tras quince años esperando ese momento, el Real
Madrid volvía a competir en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza por el
título. En semifinales esperaba el Limoges francés, quien infundía profundo
respeto ya que en la 'Final Four' de Atenas '93, dos años antes, fueron quienes
apearon a nuestro equipo también en semifinales. Para más inri, la otra
semifinal enfrentaba al Panathinaikos contra su eterno rival, el Olympiakos.
Los del Pireo fueron quienes nos eliminaron en cuartos de la edición anterior.
El Derby griego estuvo interesante tanto en la cancha como en las calles. El
Olympiakos eliminaría al PAO por 58-52.
El respeto inicial que sentían los madridistas por el
conjunto francés no fue tal en la cancha, imponiéndose por un 62-49 que no
dejaba lugar a dudas. Real Madrid vs. Olympiakos sería la gran final. El tercer
y cuarto puesto se resolvió con un 91-77
a favor del Panathinaikos.
Ritual de campeones. Antúnez cortando la red. |
El partido se disputó el 13 de abril y supuso, junto con la
Séptima Copa de Europa de fútbol tres años después, el día más importante de toda
una generación de madridistas que no habíamos podido vivir en directo las
sensaciones de conseguir una Copa de Europa. Ya no solo nos sentíamos los más
importantes a nivel histórico, sino también en el presente. El Real Madrid se
impuso 71-63, con la actuación estelar de Arvydas Sabonis, quien fuera máximo
anotador del partido, 23 puntos, y el MVP de la final. El peso en el ataque
recayó sobre el jugador lituano y en Joe Arlauckas. En defensa la consigna era
detener a Fassoulas, Volkov y al anotador de los griegos, Eddie Johnson. Esta
labor se encomendó al gran defensor Ismael Santos, desarrollando su labor a la
perfección. La dirección del juego fue de la mano de Antúnez, quien leyó cada
instante de partido de forma adecuada.
En el quinteto ideal de la 'Final Four' cuatro plazas fueron
ocupadas por madridistas: Arlauckas, Santos, Sabonis y Antúnez, acompañados de
Johnson.
Hasta hoy es la última Copa de Europa conseguida, lo que nos
sigue manteniendo como el máximo referente europeo en cuanto a palmarés. Este
fin de semana, en Londres, puede seguir escribiéndose la historia del Real
Madrid Club de Fútbol con letras de oro. Esperemos que este octavo episodio de
la serie que he titulado como "Reyes de Europa", no sea el último y
el lunes que viene tenga que escribir el noveno.
¡HALA MADRID!
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