Hay jugadores que sin haber hecho nada especial, tienen la
capacidad de dejar huella. No hablo, evidentemente, del sentir general. Sí
personalmente. Eso me pasó con Michael Owen. Su fichaje por el equipo me
fascinó, ya que era un jugador que me gustaba, mucho, cuando jugaba en Anfield. También
tiene que ver que siento especial simpatía por los jugadores ingleses, aunque
realmente no sabría explicar porqué, lo que no quiere decir que siempre se
cumpla ésta máxima. Evidentemente no hablo de los Fowler, Gascoigne, etc. Que también tinen un aquel, aunque con otras camisetas. Nunca me hubiese gustado verles de blanco más allá de con los Three lions en el pecho. Sí me refiero a esos jugadores que dignifican los orígenes del fútbol, como sus gentes, que si bien no escapan de las garras capitalistas en las que han convertido este deporte, con su forma de vivirlo, en el campo o en las terraces, siguen manteniendo un estilo propio y un espíritu original.
El "Golden Boy", como se le conocía en las islas,
arribó en la capital de España cuando ya
se iniciaba el periodo convulso en el equipo de los galácticos, fruto de una
dudosa gestión de Florentino Pérez. Pese a ciertos fichajes de gustos dispares,
ese año llegaron Samuel 'il muro', Gravesen y Woodgate; parecía que Owen sí era
una operación de garantías. No decepcionó en lo poco que pudo mostrar.
Fue en el 2001 cuando se le concedió el Balón de Oro,
todavía en Liverpool, el cual le coronaba como el mejor jugador del momento y
el más joven en conseguir dicho galardón. Este año fue cuando empezó a
parecerme una infamia este tipo de premios, fruto de la publicidad más de lo
que sucede sobre el césped. Raúl debió de recibirlo, solo hay que remitirse a los
números. En ningún momento pretendo poner en duda la calidad del británico, el
cual ayudó a que el Liverpool obtuviese la FA Cup, Community Shield y Curling
Cup en el mismo año, además de la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa.
Palmarés envidiable, sin duda, pero ¿es un trofeo individual o de conjunto? Lo
juzgo porque por esas fechas me tragaba la Premier y creo poder dar un juicio
razonable.
Más allá de polémicas absurdas y opiniones subjetivas, Owen
llegaba y aquí le esperaba su compatriota David Beckham. Los jugadores ingleses
que he tenido el placer de ver con mis propios ojos defendiendo nuestra
camiseta, más allá de su rendimiento personal, si por algo se han caracterizado
era por un comportamiento intachable. Valgan también estas líneas para recordar
a Steve McManaman, otra joya que les quitamos a los Reds. Owen no fue ninguna
excepción. En el Bernabéu se encontró con varios problemas: Ronaldo, Raúl, el
desmoronamiento del Megaproyecto del Ser Superior y una plaga de lesiones que
le rompían el ritmo continuamente. Camacho, García Remón y Vanderlei Luxemburgo
ocuparon el banquillo a lo largo de la temporada. Tres entrenadores en un
ejercicio explica por sí sola la situación en la que se encontraba el equipo.
Solo pude disfrutar de él un año en nuestro equipo. Una
pena. Sin duda hubiese aportado mucho más de lo que ya aportó, que dadas las circunstancias,
16 goles no estuvieron nada mal. Siempre que salía cumplía. Y más que menos,
marcaba. Fueron 13 tantos en Liga, dos en Copa (contra Leganés y Valladolid) y
1 en Copa de Europa (Dynamo de Kiev). Fue 20 veces titular, pero solo jugó 7
los 90 minutos. La media a final de temporada fue de poco más de 51 minutos por
partido. Tal vez, el gol más recordado es el que le endosó a Víctor Valdés en
el 4-2 del Bernabéu frente al Barza. Este para los madridistas. Si preguntamos en Inglaterra, no cabe duda que nos responderán el golazo frente a Argentina en Francia '98.
Desgraciadamente, quien fue una estrella en el Liverpool, no
tuvo una segunda oportunidad en el RMCF y retornó a su país para caer con las
"Las Urracas". En los cuatro años que defendió la camiseta del Newcastle
marcó 30 goles. Pobre bagaje para quien fuera la estrella de Anfield y de la
selección nacional inglesa. Su carrera dio un salto cualitativo para su
currículum al fichar por el Manchester United. Dicha mejora en cuanto a camiseta
a lucir, tampoco se tornó en excesiva confianza de Sir Alex Ferguson. 17 goles
en tres temporadas, alguno de muy bella factura, pero sin recuperar nunca su
esplendor natural previo al paso por Chamartín.
Hoy día, con 32 años y a punto de cumplir los 33 (el 14 de
diciembre), agota su fútbol en el Stoke City. Hay jugadores que nacen con
estrella. Owen era uno de ellos. Sin embargo, la ilusión que mostró cuando
fichó por nuestro equipo se tornó en una mala fortuna que le lastraría para el
resto de su carrera. A mí, me dejó muy buen sabor de boca. Tanto por su fútbol,
como por su comportamiento de caballero inglés.
Foto: www.ultras-sur.es/ultrasRMCF1980 |
1 comentario:
Discurro contigo en una cosa, canterano del Liverpool, para más tarde fichar por el eterno rival.
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