Ayer se vivió un bonito espectáculo futbolísticamente
hablando. Podrían quedar contentos los dos equipos porque ambos no pudieron dar
más. Sin embargo, personalmente, no estoy para nada satisfecho. Tengo la
sensación en los últimos tiempos de que les estamos perdonando la vida
excesivamente. Si en los dos últimos meses no se ha dado un resultado escandaloso
e histórico a favor nuestro, es por matices que podrán justificarse de mi
formas: mala suerte, falta de puntería,... Pero siempre sucede algo que lo
evita, sea una decisión arbitral equívoca (no lo digo por el día de ayer), un
fallo defensivo o rematar mil veces contra el portero en un mano a mano.
No pretendo buscar culpables, pues no los hay. El Madrid
está jugando muy bien y no se puede señalar a nadie por no machacar a los
azulgranas. Pero es la sensación que tengo. Yo no estoy contento. Ayer se pudo
ir al descanso con un resultado amplio y en la vuelta de la Supercopa se pudieron
ir con un saco, cuando al final se acabó sufriendo. Lo que sí me consuela es
una de las pocas verdades que dijo Guardiola en su día, el Madrid siempre está
ahí. Sinceramente, ocho puntos a estas alturas no me parecen excesivos. No
permiten margen de error y convierte la Liga en una cuesta arriba, sí. Puede
pasar factura en abril, también, sin duda. Pero no es decisivo ni mucho menos.
Como muestra de imposibles conseguidos, el partido del Manchester City, el cual
creo que cambió la dinámica psicológica de los jugadores totalmente.
Respecto a senyeras, independencias de países chiquititos y
todo aquel trajín superficial fabricado
por políticos corruptos e incompetentes, no me quiero extender mucho, ya que
para mí, España es mucho más importante que todo eso. Fútbol incluido, faltaba
más. Y lo siento mucho, pero soy incapaz de frivolizar con mi país. Ver ayer a
90.000 (a saber si eran tantos) personas mostrando sus frustraciones no me dice
nada significativo. Simplemente recalcar, que a ver quiénes son luego los violentos, los que politizan el deporte y los que crean
crispación. Los ultras son los que hacen todo eso ¿verdad? En realidad, lo que
ven mis ojos, es a gente de azul, con casco y porras generando violencia;
clubes de fútbol politizando el deporte; y periódicos haciendo caja queriendo
enfrentar a estos con aquellos.
De todas estas tontería culpo también a los culés de fuera
de Cataluña, que si tanto quieren a su club y a su país, España, como ellos
dicen, no entiendo como consienten tanta desfachatez. ¿Anteponen su equipo de
fútbol a su país? Es absurdo y de espíritus pobres. Por los bajos fondos sí que critican la
decisión del Barza de poner tope al número de socios, porque veían que el club
perdía su identidad catalana ante la demanda de peticiones del resto de España,
más luego no son capaces de alzar la voz cuando la junta directiva visita sus
provincias. Veo genial que los culés de Cataluña se quieran auto-marginar. Lo
aplaudo. Cuanto menos se sepa de ellos mejor. Pero que la gente sea consecuente
y coherente. Sin duda, desprecio más a los barcelonistas de fuera de Cataluña
que a los que son de allí. Lo que no es poco.
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