Cualquier entrenador contrastado internacionalmente puede
que saliese huyendo visto el panorama que envolvía al RMCF. Pero para el
vitoriano suponía la oportunidad de su carrera. Los medios de comunicación
intentaron canalizar las iras de los aficionados al baloncesto contra la
persona de Laso, cuando en realidad el descontento respondía a la mala gestión
del Club y a los recortes anunciados, cuando todavía sonaban los ecos de
regocijo del presidente por las cuentas saneadas y las cifras en positivo del
último ejercicio.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Cuestión de orgullo, de jugar en el Madrid o no
Pablo Laso llegó al Real Madrid envuelto en un ambiente
espeso, de digestión difícil y con una serie de malentendidos en torno a su
persona. La afición estaba molesta no por su fichaje en sí, como se apresuraron
a decir algunos medios de comunicación, sino porque se entendía que su
contratación no respondía a lo que la directiva de baloncesto quería, sino a la
imposición de la cúpula del Club (entiéndase el binomio Jose Ángel Sánchez-Florentino Pérez) dentro de
una política de recorte presupuestario de la sección. Los hechos y continuas filtraciones
de los dirigentes del baloncestísticos a
la prensa que no hacían más que promover la incómoda rumorología, llevó incluso a la Peña Berserkers a organizar una protesta, lo que aumentó la
patética imagen del Club, ya que desde este se jugó al escondite con la
presentación del nuevo entrenador para restarle influencia en los medios al
desencanto de los aficionados.
De algo sirvió ese convulso verano. Pablo Laso se limitó a
trabajar en lo que le contrataron, baloncesto. Y la sección, encabezada por Juan Carlos Sánchez, aprendió a mantener a la
prensa a distancia, no filtrar intenciones que los periodistas convertían en
falsas noticias y a tener paciencia a la hora de sondear el mercado. Este
cambio a la hora de hacer las cosas, está empezando a tener sus frutos.
El entrenador ha tenido que aguantar muchas insidias sobre
las decisiones que tomaba desde el banquillo. Es cierto que mostraba sus deficiencias,
lógicas de un entrenador que se podía entender en formación cuando llegó al
Madrid. A esas cosas teníamos que estar preparados cuando se le fichó. Aunque
hay que admitir que también es verdad que ha ido creciendo con el equipo en
todo este tiempo y sigue haciéndolo. Sus tiempos muertos no destacaban por un
derroche de novedades tácticas al principio, lo que se fue alternando con
grandes actuaciones por su parte en los Play Off. En lo concerniente al juego,
ha enganchado a la afición por su versatilidad, velocidad y, en momentos concretos,
espectacularidad. Su perfil humilde le hace mantenerse en un segundo plano respecto
a los jugadores, cediéndoles a estos el protagonismo. También ha hecho alarde
de su carácter cuando las circunstancias lo merecían, como dejó constancia enel cuarto partido de las semifinales contra el Baskonia.
Consigue exprimir las características de los jugadores con
algo tan sencillo como ponerles a cada uno en el sitio donde mejor juegan. Ha traído
tranquilidad al vestuario que ha ido de la mano
con la sensatez, más vale tarde que nunca, de los encargados del baloncesto
madridista. Culpo en un alto porcentaje a Pablo Laso del camino que se ha
iniciado y que de momento nos ha deparado una Copa y la Supercopa conseguida
ayer en Zaragoza. El año pasado se creó un equipo de jugadores comprometidos y
de caildad, con el incombustible Felipe Reyes, el decisivo Llull, la magia de
Carroll,... y el salto definitivo que supone tener un súper-clase, además
español, como es Rudy Fernández. Se han
fichado a Draper y Slaughter, que falta ver cómo responderán. Y esta semana se ha cerrado la contratación de Rafa Hettsheimeir, de quien se lee
buenas opiniones. Queremos más, queremos la
Liga y volver a asustar en Europa. Las bases están puestas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario