Voy a romper la dinámica del blog. Podría justificarlo porque el pinteño es madridista y español. Pero la razón de peso es que el ciclismo es uno de los deportes que marcan mi agenda para seguirlos en el sofá. Sí, el sofá. En su día decidí echarme a la carretera pero tras ver unas manchas de colores delante de mí comprendí que es el único deporte que se sigue mejor por la televisión. Me “subí a la bici” con Perico Delgado, casi a la par de cuando me hice socio del Glorioso Real Madrid, y desde entonces no me he bajado. Con españoles en los pódiums y sin ellos. Ni pienso hacerlo aunque situaciones como el “Caso Contador” entren ganas de mandarlo todo a tomar por... lejos. Pero si no lo he hecho con los favores arbitrales al Barza, ni con la final olímpica de baloncesto en Pekín, no creo que lo haga ahora.
El “Caso Contador” lo único que ha servido es para sacar las vergüenzas de todo el mundo. Unos en mayor grado que otros. Pero creo que no ha atinado nadie. Voy a empezar por el principal perjudicado, Alberto Contador. El nivel que se le detectó en sangre es insuficiente para aumentar el rendimiento, pero la sustancia está prohibida en todos los niveles. No especifica ni un mínimo, ni un máximo. Lo cierto es que el clembuterol estaba en su cuerpo y tenía que demostrar como accedió a el. En este caso la teoría del solomillo. No lo ha demostrado. La verdad es que resulta complicado presentar esa prueba si te la has comido. Por lo tanto una sanción debe de recibir y aceptarla. Luego ya es cuestión personal suya si debe de cambiar de médico, nutricionista o incluso de abogados. Él verá. En comparación con un caso similar está el del tenista francés Richard Gasquet. Esta vez no por comerse un filete, si no por dárselo. El asunto es muy parecido salvo la diferencia de que a la chica con la que se besó se le hizo un análisis donde se verificó que tomaba cocaína regularmente. Fue lo que le salvó.
Contador, con todo el dolor del corazón, merece ser sancionado. O merecía. Sé que es anti popular lo que estoy diciendo y tras lo visto en estos días en las redes sociales seguro que algún palo me cae. Pero la razón es a la conclusión que me lleva, lo que no quiere decir que me de rabia. Más que a muchos que ladran y que sólo ven la etapa reina del Tour. La pregunta es ¿es justa la máxima sanción? La respuesta es evidente ¡NO!.
Vamos desgranando poco a poco que aquí hay mucho solomillo que cortar. Cuando unas líneas más arriba digo que merecía ser sancionado el tiempo verbal está bien elegido. Según avanzaba el caso yo pensaba que por vergüenza torera el TAS dejaría la sanción en una multa económica y la pérdida lógica del Tour 2010 (incluso me llegué a plantear que podrían obviar esto último). ¡Quinientos y pico días! ¡Casi dos años! para la resolución del caso. Mientras tanto Alberto, ¡limpio!, sigue cosechando éxitos subido en la bici. Pero no. Los del TAS no sienten pudor alguno pese a la evidente incompetencia que sí que se están demostrando en todo este asunto. El tiempo que se ha tardado además demuestra una falta de sensibilidad con el ciclismo, ya que han permitido que participe un corredor que sería sancionado con carácter retroactivo convirtiendo las pruebas donde participó Alberto en una chirigota. Se han reído del espectador que disfrutó con esas carreras y del corredor que las ganó o disputó con total limpieza. Los controles antidoping así lo han plasmado.
Para seguir con el despropósito del TAS basta con leer la sentencia. El corredor no ha demostrado como llegó el clembuterol a su cuerpo y nadie ha demostrado que se haya dopado. ¿Máxima sanción? ¡Máxima sanción! Es incoherente y preocupante que un estamento arbitrario adopte estas posturas. Pierden credibilidad y respeto. A partir de ahora, cualquier caso de dopaje requerirá una sanción máxima. O bien, si no es así, porque no lo será, sólo servirá para seguir demostrando la cara dura del por desgracia famoso tribunal.
Aumentando la pantomima aparece Christian Prudhomme, director del Tour de Francia, alegrándose de la noticia. Eso demuestra carencia de responsabilidad por su trabajo, por el ciclismo en general y por su prueba en particular. España, después de Francia, es el país que más sigue el Tour. De esos espectadores españoles se podría decir que un 30% (o más, diría yo, es una cifra que pongo sin fundamento pero creo que la idea que planteo no va desencaminada) lo ven sólo porque está Contador. Este verano el español no se deslizará por las carreteras francesas perdiendo ese porcentaje de espectadores, más los que siguen habitualmente el ciclismo pero no lo verán por despecho. Me gustaría saber la opinión de patrocinadores y televisiones ante la ausencia del de Pinto.
Nuestros políticos no se quedan atrás. El día que el “señor” José Luis Rodríguez Zapatero y el “señor” Mariano Rajoy mostraron su apoyo incondicional sin saber si era culpable o inocente nos dejaron a los pies de los caballos ante la opinión pública internacional en asuntos de dopaje, donde tan cuestionados (sin razón) estamos. Veo bien apoyar al deportista haciendo alusión a la presunción de inocencia. Pero las formas y términos en los que se refirieron al asunto dejó bastante que desear.
La rueda de prensa de Alberto Contador tras conocer la sentencia tampoco ayudó a allanar el panorama. El protagonista tenía cara de darse cuenta del circo que se había montado y de no saber por donde le venían las bofetadas. Si bien, y como hemos ido mencionando párrafo a párrafo, él es el protagonista de una cadena de despropósitos, no fue sabia la decisión de sentar a su lado al director de su ex-equipo (han rescindido el contrato) cuando Bjarne Rijs reconoció que ganó el Tour de Francia del 96 dopado hasta las cejas. Así se explica aquel plato grande en las rampas de 'Hautacam' mientras echaba espuma por la boca con una cara que ya querría Jack Nicolson en “El Resplandor”. Tampoco encuentro sentido la presencia del danés si no va a continuar en el equipo mientras dure la sanción. Y luego... ya veremos.
De Canal+ Francia no voy a perder tiempo en comentarlo. Ofende quien puede, no quien quiere. Ellos a sus guiñoles y nosotros a nuestros títulos.
Lo más interesante de estos últimos días desde que se conoció la resolución, y lo destacable de la rueda de prensa, fue la declaración de Alberto Contador donde afirmaba que los títulos que le han quitado es el público quien debe de decidir si es legítimo ganador o no. En el palmarés oficial ya no aparecerá su nombre. Pero las tardes que nos ha hecho pasar delante de la televisión no nos las quita nadie. Y también recibimos con agrado la confirmación de que no se retira. Hubiese sido absurdo hacerlo. Alberto nos va a regalar aún muchas tardes de gloria. Pongo la mano en el fuego. Ganará más o menos, pero como en este último Tour de Francia, la lucha está garantizada y eso es algo que desde la UCI deberían de aplaudir. Por su bien, más que nada.
Ya queda menos para ver juntos en la carretera a Alejandro Valverde y a Alberto Contador. Los dos ciclistas con más clase en la actualidad. Eso es una buena noticia. Y los que tratan el ciclismo como un producto, si quieren hacer llegar este deporte a más gente, que empiecen a cuidarlo un poco; siendo implacables pero justos con los tramposos, cuidando la honorabilidad de los inocentes y haciendo que sus instituciones sean respetadas por su buen hacer, no temidas por su lado oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario